Tras su doctorado en Tecnología de la Información y las Telecomunicaciones por la Universidad de Valladolid -con el que obtuvo el Premio Extraordinario-, Javier Prieto siempre ha estado vinculado a la investigación en organismos públicos y privados. No es raro, por tanto, que este zamorano haya sido uno de los elegidos por el Programa de Atracción del Talento de la Fundación Salamanca Ciudad de Cultura y Saberes del ayuntamiento de la capital charra.

"Chromosome" es el título de la investigación que desarrolla en el departamento de Informática y Automática de la Universidad de Salamanca, con el objetivo de investigar las técnicas de inteligencia artificial, blockchain -definido como base de datos compartida que funciona como un libro para el registro de operaciones de compra-venta o cualquier otra transacción- y computación social "que consigan hábitos de vida más eficientes energéticamente", resume el investigador.

Prieto asegura que con este estudio se busca "un cambio en la manera que tenemos de consumir energía en nuestra casa, es decir, no consiste tanto en que ahorremos a través del uso de la tecnología, sino que la tecnología nos enseñe a consumir mejor, de forma más eficiente. Eso implica un cambio en nuestro estilo de vida, en nuestro ADN, de ahí el nombre", razona.

El estudio, por tanto, pretende crear mecanismos inteligentes capaces de producir un ahorro en el consumo de energía en casa. "Para ello, además de sistemas de automatización que aprendan de manera inteligente cuándo conectar o desconectar los dispositivos, como reducir la temperatura de la calefacción cuando no hay nadie en casa, realizaremos recomendaciones personalizadas a los inquilinos a través de apps o displays en las viviendas, como un chatbot para personas mayores", pone como ejemplos.

La idea es que además estas recomendaciones estén adaptadas a cada usuario, teniendo en cuenta no solo su perfil sociodemográfico, sino también de consumo. "El objetivo es recomendar acciones eficientes que han funcionado a otro usuario que consuma de la misma manera, porque así será más probable que las mantenga en el tiempo", afirma.

De esta manera, se tendrá en cuenta la posibilidad de que si el usuario recibe varias recomendaciones que no se adapten a sus necesidades, acabe desactivando las notificaciones. "Eso afectaría a cualquier oportunidad de conseguir el objetivo del proyecto", argumenta el zamorano.

Por otra parte, para alcanzar un mayor ahorro, el equipo también está investigando técnicas de gamificación, de manera que grupos de usuarios con el mismo perfil puedan "competir" con otros, en una especie de juego. "En ese aspecto, estamos estudiando mecanismos de reputación y recompensa, a través de nuevas tecnologías como blockchain", adelanta.

Se trata de un área en la que llevan tiempo trabajando, puesto que el Internet de las Cosas e Inteligencia Ambiental ha estado en su día a día para ir aprendiendo del comportamiento de las personas en sus hogares. "Este proyecto nos permite dar un salto para atacar uno de los retos sociales del programa H2020 de la Comisión Europea, que es conseguir un uso de la energía seguro, limpio y eficiente", resume el investigador.

Conscientes de que este trabajo es solo un primer paso, sus miras se fijan mucho más allá. "Queremos continuar para crear una economía verde, donde los particulares puedan generar energía y vender el excedente a través de la tecnología blockchain, creando un token (unidad de valor) verde para ello", vaticina. Así que, para este equipo, el objetivo no está tanto en la creación de una nueva economía "como en el incentivo de ahorro energético que genera, lo que reforzaría muy bien lo realizado en el proyecto Chromosome", apunta.

Tres años de trabajo es lo que tiene por delante el zamorano con el resto de su equipo. "En ese tiempo esperamos realizar la parte de investigación más básica, relativa a sistemas inteligentes, técnicas de virtualización de red o tecnologías de blockchain", enumera. El siguiente paso sería la investigación sociológica a través de un proyecto piloto en las viviendas sociales.

Para ello, el equipo ya está trabajando con el Patronato de Vivienda y Urbanismo del Ayuntamiento de Salamanca para buscar esos inmuebles. "Incluso estamos pensando en realizarlo en viviendas asistenciales, con personas menos acostumbradas a la tecnología, lo que incrementa la complejidad del proyecto para conseguir el objetivo. Instalaremos sensores en sus casas y les enseñaremos a utilizar las herramientas desarrolladas, pudiendo corroborar su rendimiento en la eficiencia energética", argumenta.

Agradecido al Ayuntamiento de Salamanca por esta beca, solo espera que este tipo de ayudas se puedan no solo mantener, sino que tomen ejemplo otras administraciones. "Lo esencial sería que un país dé suficiente cobertura económica a sus investigadores como para que no exista la necesidad de que se vayan fuera a realizar su carrera", solicita. "Será la única manera en la que podamos ser competitivos como país y generemos las suficientes barreras de entrada para ello, a través del conocimiento", finaliza.