Unos segundos antes de las nueve y cuarto de la noche del jueves 12 de septiembre, el servicio de emergencias 112 registró la entrada de varias llamadas que informaban de un suceso en una vivienda de la calle Donantes de Sangre de Zamora capital. Estos avisos condujeron a la Policía Nacional al hallazgo del cadáver de un varón de 77 años, que se encontraba dentro del domicilio en el que residía junto a su mujer y presunta homicida: "El tráfico de llamadas se está investigando, y no podemos darles más detalles porque hay lagunas", informó ya el viernes el subdelegado del Gobierno, Ángel Blanco.

Esas "lagunas" llevaron a los investigadores a charlar con posibles testigos para tratar de esclarecer un asunto ciertamente inusual en la ciudad, según reconoció el propio Blanco, y que mantuvo en vilo a los vecinos de la zona hasta prácticamente la medianoche, cuando la mujer abandonó su hogar escoltada por los agentes, y el fallecido fue trasladado por los servicios funerarios.

En las dos horas largas que mediaron entre las llamadas al servicio de emergencias y la salida de la mujer, de 74 años, de la vivienda, agentes de la Policía Científica se afanaron en recoger pruebas y en recabar indicios que desembocaron en la identificación de la cónyuge del fallecido como presunta autora de los hechos. Por la escena pasaron también el forense y el juez, mientras las especulaciones se disparaban en la calle.

La presencia de varios efectivos de la Policía Nacional en un piso que está literalmente en frente de la Estación de Autobuses atrajo a varios grupos de curiosos, y generó elucubraciones mientras iban trascendiendo las primeras informaciones fiables. También, varios vecinos del propio edificio permanecieron durante todo el proceso en sus ventanas, atentos al desarrollo de los acontecimientos.

Pasadas las once de la noche, ya todas las personas que se encontraban en el entorno tenían una idea general de lo que había sucedido, un esbozo que no distaba demasiado de lo que horas después contó el subdelegado del Gobierno. Ángel Blanco compareció a las once de la mañana junto al Jefe Accidental de la Policía Nacional de Zamora, Guillermo Vara, para aclarar los aspectos generales del caso y confirmar lo que ya se intuía: todo apunta a un caso de violencia doméstica.

En la comparecencia, el responsable policial citó por primera vez los indicios de "muerte violenta", aunque evitó dar más detalles. Para eso habrá que esperar a que trascienda el resultado de la autopsia. "Las primeras horas son fundamentales para el esclarecimiento de los hechos. Hay cosas que podemos decir y en otras tenemos que ser muy cuidadosos", añadió el subdelegado del Gobierno.

Mientras tanto, la presunta homicida se encontraba en dependencias policiales a la espera de pasar a disposición judicial. No lo hará, en principio, hasta esta mañana, aunque el plazo máximo marcado es de 72 horas. Si las previsiones se cumplen, el siguiente paso será su ingreso en prisión de forma preventiva.

De forma paralela a estos sucesos, el asunto fue llegando a oídos de los habitantes de Villamor de Cadozos, un pequeño anejo de Bermillo de Sayago. De allí procedía la pareja que, según los vecinos con los que ha podido hablar este medio, parecía "bien avenida".

Los propios habitantes del pueblo sayagués explicaron que el fallecido era conocido por haber trabajado durante "mucho tiempo" como agente de la Comandancia de la Guardia Civil de Bermillo. Ahora estaba jubilado y, además, sufría ciertos problemas en la espalda. Esa circunstancia y la carencia de una vivienda habitable en la comarca habían provocado un cierto distanciamiento de la pareja hacia su tierra en los últimos tiempos.

Desde hace unos años, el matrimonio residía en la calle Donantes de Sangre de la capital, donde nadie imaginaba un desenlace de este tipo. Durante la mañana de este viernes, en el entorno y en los comercios cercanos a la Estación de Autobuses, silencio y una calma tensa. Toca esperar los resultados de las investigaciones para saber qué sucedió dentro del domicilio y de qué modo se produjo la muerte del hombre, presuntamente, a manos de su cónyuge.