La experta Marion Reder Gadow intervino ayer en el II Congreso Nacional de Arte Cultura y Patrimonio que se celebra hasta hoy en el Etnográfico con una ponencia sobre el escultor barroco Pedro de Mena.

-Usted ha profundizado en este artista a través de sus testamentos. ¿Qué ha encontrado en su investigación?

-Opté por analizar sus testamentos para conocer no solo lo que vemos reflejado en cada obra sino para conocer su personalidad. Él para plasmar a santa Teresa de Jesús profundizó en su lectura, lo que impactó en su religiosidad que, a día de hoy, nos puede parecer muy estricta dado que se obsesionó con la salvación eterna. En uno de sus cuatro testamentos hay referencias constantes a peticiones de misas para morir sin pecados. Además, enumeraba cómo estaban las obras en ese momento, detallaba cuáles eran suyas y cuáles de su taller. Gracias a sus testamentos sabemos que le regaló una pieza al obispo de Málaga, Fray Alonso de Santo Tomás, otra su médico de cabecera, y otra a un integrante del Cabildo Catedralicio de Málaga. Fue un artista muy valorado por sus coetáneos y como socialmente progresó lo nombraron familiar del Santo Oficio de la Inquisición y teniente alcalde del Castillo de Gibralfaro, tal y como escribió en su último testamento.

-Su interés por este escultor ¿a qué obedece?

-Se debe a que en Málaga efectuó el coro de la Catedral, una obra que hizo que se trasladara de Granada a Málaga, donde finalizó su vida y donde realizó muchas de sus esculturas. En el coro efectuó casi 50 tallas distintas, desde santos, como santa Teresa, los patronos de Málaga san Ciriaco y santa Paula o santo Tomás de Aquino...

-¿Es la obra más importante de la producción de Pedro de Mena?

-No, es importante porque fue el encargo que le llevó a Málaga, pero tiene una serie de obras que él donó al convento de santa Ana del cister donde profesaron sus hijas. El legado que queda de Pedro de Mena, tras trasladarse estas monjas al convento de Santo Domingo de la Calzada por falta de vocaciones, se ha incorporado ahora al Museo Diocesano de Málaga.

-¿Qué destacaría del hacer de este artista?

-Todo. (Risas). Remarcaría su profesionalidad y perfeccionismo. Recientemente en Málaga, en el palacio episcopal, hemos tenido una magna exposición de Pedro de Mena, donde se han podido contemplar no solo sus obras de Málaga sino piezas de toda España y su comisario nos hablaba de la perfección de su trabajo y situaba su móvil debajo del ropaje de una de las vírgenes, de tal manera que se podía apreciar con qué perfección estaban las enaguas talladas y coloreadas. A simple vista te fijas en la escultura en general y luego en detalles de las manos, la cara o el pelo, pero su singularidad es ser tan perfeccionista incluso en aspectos que no ve el devoto y el fiel. Algunos estudiosos lo tildan, en sentido negativo, de ser excesivamente místico. En mi opinión fue un hombre de su época con la obsesión de las ánimas del purgatorio.

-Su perfeccionismo ¿guarda relación con ser el hijo de otro escultor?

-Sí, su padre fue también escultor y perteneció a la escuela de Alonso Cano. En muchas de sus obras Pedro de Mena prosigue el modelo de las inmaculadas de Alonso Cano. Desconozco la cifra total de piezas que llegó a ejecutar, pero en su producción convivieron las inmaculadas de distintos tamaños, la virgen de Belén, que en la muestra de Málaga contó con más de 15 ejemplos, la Dolorosa, el Cristo flagelante o Ecce Homo sin olvidar temáticas sobre el crucifijo o santos, como santa Teresa, san Pedro, la Magdalena, una imagen de Valladolid donde se aprecia la perfección de la vestidura tallada en palma.

-¿Qué tipo de maderas empleaba?

-De todo tipo. En el caso del coro de la Catedral de Málaga usó el nogal, pero optó por muchos tipos que luego policromaba y que se conserva muy bien, que el paso de los tiempos no ha deteriorado. Ninguno de sus hijos siguió en el oficio, pero su taller siguió con sus aprendices.

-De Pedro de Mena hay dos obras en el Museo Diocesano de Zamora.

-Desconozco cómo llegaron estas dos obras hasta esta diócesis. Quizá sean piezas que aportó algún obispo dado que en época se llevaran piezas de su devoción a sus destinos. Pedro de Mena trabajó para Madrid, para Granada y afrontó los encargos que le hacían también la nobleza. Así, en obra civil destacan sus escultoras de los Reyes Católicos a tamaño natural que se encuentran para la capilla mayor de la Catedral de Granada, y luego otros de tamaño más pequeño que adoran, en Málaga, a la Virgen de los Reyes.

-¿Es suficientemente conocido?

-En Andalucía sí y en Málaga, mucho gracias a que se conserva la casa-taller de Pedro de Mena. En estos momentos es visitable porque se ha instalado en ella el Museo de Revello de Toro para lo que se rehabilitó la vivienda del siglo XVII, que tenía muchas carencias al ser la típica construcción alrededor de un patio donde desarrollaba la vida de este escultor y de sus hijos.

-¿Hizo imágenes para procesiones?

-Procesionaba el Cristo de la Buena Muerte en Málaga, pero en la Guerra Civil se quemó. Ahora lo hace el famoso Cristo de Mena que le ´siguen atribuyendo, aunque el actual no sea suyo. También se perdió una Virgen de Belén.