Hay que anticipar que la noche del domingo día 1 ha sido, de lejos, la peor de todo el verano. Qué el evento se cambió de fecha por mor de las celebraciones del Zangarrón de Agosto en Sanzoles, que la infraestructura, tanto de escenario como de sonido -que no fue malo- no fueron las más idóneas, que la velada flamenca se celebraba un domingo después de una obra de teatro, donde la gente fue con ropa de estío y se quedó helada. En fin, un rosario de inconvenientes que, desde luego no restaron brillantez a la cita para congregar una más que buena entrada en este sagrado y familiar entorno del Patio de José Blas Vega. Por cierto, los ocupantes anteriores de la casa consistorial, no sólo se emplearon a fondo durante sus nefastos cuatro años para desprenderse del mayor patrimonio cultural de Morales, y por extensión de toda Zamora, también tuvieron tiempo para hacer desaparecer la lápida que le daba nombre al Patio donde felizmente ha tenido lugar la convocatoria.

Presentación impecable de Celedonio Pérez Sánchez, amena, atiborrada de contenido, además, como el acostumbra preñada de vocablos conceptuales muy nuestros pero desgraciadamente en desuso. Celedonio merece un monumento aunque no fuera más que por eso, por poner en recirculación el patrimonio lingüístico de nuestra tierra.

Abre la fría noche Eduardo Abril con la sonanta de Luis González por Zambra de Manolo Caracol para meter al respetable en harina. Se baja Luis y sube Fermín, Niño de Sanzoles, acompañándolo en unas antológicas soleares de Juan Talega, Joaquín el de La Paula, Enrique El Mellizo y Curro Frijones. Aplausos a raudales.

Llega el turno de José Madridanos con la sonanta de Luis Gónzalez para desgranar tientos cerrados por tangos y peteneras repasando a Medina El Viejo, La Niña de Los Peines y Niño Medina. También muy ovacionado por su loable empeño.

Enrique de La Juana y la bajañí de Adolfo Jiménez, el arte gitano por antonomasia, ocupan el escenario para paladear tientos cerrados por tangos y rematar por soleares personales, tres de Joaquín El de La Paula, una de Agustín Talega, otra de Juan (las cinco de Alcalá) siguiente de Triana y cierre por Juanillero de Marchena. Aplaudidos con creces.

Faltaba una importante entrega por llegar. Vicente El Campanero de Gema con el acompañamiento de Luis González, interpretan de forma magistral, malagueñas, la corta y la grande de Enrique Jiménez, El Mellizo. Cerrando por milonga y hacer alarde de sus facultades en el manejo de los melismas, para encandilar definitivamente al auditorio, que a pesar del frio no se movía de sus asientos.

Fin de fiesta por fandangos con los siete artistas sobre las tablas, rematando las guitarras de Adolfo y Fermín por bulerías cantadas por Eduardo y Enrique.

En definitiva, pese al frio, noche memorable, entrañable y llena de sensaciones. El año próximo, sin ninguna duda, habrá más.