Hace tan solo unas semanas se conocían nuevos datos sobre el turismo en Zamora. La ciudad ha batido un nuevo récord de visitantes hasta el mes de julio. En total, entre los meses de enero y hasta el mes pasado, según el Instituto Nacional de Estadística, más de 150.000 personas visitaron la provincia. Una cifra que sigue una curva ascendente, ya que cada mes del año ha sido mejor que el anterior, con un incremento paulatino de personas que nos visitan. Estos datos hacen suponer que antes de que finalice el año, Zamora habrá llegado a batir su propio récord de turistas.

De hecho, no hay más que darse un paseo por algunas de las calles del casco antiguo para darse cuenta de que este verano, sin ir más lejos, está siendo uno de los que mayor número de personas han llegado a la ciudad. Calles llenas y bares y terrazas a rebosar. A cierta hora es complicado encontrar sitio para tomarse el aperitivo, mientras grupos de turistas con visitas guiadas llegan incluso a colapsar en algunos momentos las calles más estrechas del centro.

Estos buenos datos turísticos no tienen sin embargo reflejo en el volumen de ventas de los negocios de la ciudad, al menos no en las ventas de las tiendas de souvenirs y recuerdos de Zamora. Así lo cuenta Ana Barrueco, de la tienda Aperos y Viandas, que asegura que la mayoría de los turistas que nos visitan tan solo vienen de paso. "Vienen a pasar una mañana y luego se van a Salamanca o Valladolid", unas prisas que impiden que muchos puedan entrar en las tiendas y comprar algunos de los recuerdos que ofrece el establecimiento. "Algunos a primera hora de la mañana ya están regresando de visitar la catedral y pasan por delante de la tienda para irse a otra ciudad", asegura.

Lejos de lo que pueda parecer, cuenta Ana, no son el vino y el queso los productos más vendidos, sino los dedales y los imanes para la nevera. Dos productos baratos, porque los turistas que vienen no se quieren gastar mucho dinero. Lo mismo opina Olga, dueña de los establecimientos El Rincón de Zamora, dos tiendas de recuerdos en la zona antigua de la ciudad, donde no solo se ofertan souvenirs, sino también otro tipo de productos como camisetas, joyas, bolsos o tazas. Y es que, asegura, con lo que se gastan los turistas en recuerdos no se puede vivir. De hecho, cuenta, que este ha sido el peor mes de julio en lo que a ventas se refiere desde que abrió la tienda. "Antes los turistas preguntaban dónde ir a comer. Ahora solo quieren saber dónde tomar pinchos porque sale más barato". Y es que el turismo que viene, dice, no es un turismo que deje demasiado dinero en esta clase de establecimientos.

Recuerdos de la ciudad los hay para todo tipo de personas, para todos los gustos y para todos los bolsillos (algunos desde poco más de un euro). Desde quesos, vinos, chorizos o salchichones de la zona, pasando por habas y garbanzos, que lejos de lo que pudiera parecer no son los más vendidos, ni siquiera el vino. Atrás quedaron también las postales, que han sido sustituidas por los socorridos imanes, las bolas de cristal con la iglesia de San Juan o con la imagen del Merlú que se puede llenar de nieve o los relicarios de la Virgen de la Soledad.

Tampoco faltan las imágenes de los cofrades de algunas de las procesiones más relevantes de la Semana Santa o incluso los muñecos de trapo vestidos con la capa parda típica entre los pastores de Aliste. Aunque sin duda el rey de los recuerdos es el dedal de cerámica con la imagen de la muralla, la esfinge de Viriato, el escudo de Zamora o la imagen del Merlú, que parece que se ha convertido en estos años en uno los símbolos de la ciudad.