En 1998, el Ministerio de Fomento incluyó los alrededor de 70 kilómetros que separan Zamora de la frontera portuguesa en el plan de mejora del eje del Duero con el objetivo, ya entonces, de construir una autovía que hiciera más sencillas las tortuosas comunicaciones actuales. 21 años han pasado de aquello y los conductores todavía circulan por la complicada N-122, que aglutina buen número de los puntos más peligrosos de la red viaria zamorana y que el pasado viernes se cobró una vida, otra más: la de un conductor de 54 años de edad, vecino de Alcañices.

El suceso no ha hecho más que despertar, de nuevo, el malestar de los pueblos de la zona y de los usuarios habituales de la vía, que viajan por una infraestructura cuya idoneidad es difícil de defender en la actualidad. El desdoblamiento de la Nacional 122 y la finalización de la A-11 entre Zamora y Portugal es una de las demandas "históricas" de la provincia de Zamora. No en vano, es la gran infraestructura pendiente una vez la alta velocidad ferroviaria avanza, imparable aunque con retraso, hacia la comunidad gallega y una vez se puso en servicio el tramo que faltaba de la A-66, entre Benavente y Zamora, el último de una vía, la Ruta de la Plata, de cerca de 800 kilómetros de longitud. Como sucediera entonces, y aunque quedan tramos por construir en la A-11, parece que los tramos que discurren por la provincia de Zamora vuelven a ser los últimos de la lista cuando se trata de inyectar dinero público para que las obras se pongan en marcha.

El de Pedro Sánchez es el cuarto Gobierno nacional al que miran los zamoranos cuando se trata de pedir inversiones para la N-122. El de José María Aznar, que fue el primero que lo puso sobre la mesa haciéndose eco de las reivindicaciones que ya entonces inundaban la zona, hizo realmente poco. Tan poco como después hicieron los Ejecutivos de José Luis Rodríguez Zapatero y de Mariano Rajoy, gobiernos apoyados por partidos que siempre se acuerdan de la infraestructura en campaña -los dos- y en la oposición cuando el que gobierna es el contrario. Las intervenciones del PSOE zamorano exigiendo agilidad en esta vía desaparecieron con la moción de censura que llevó a Pedro Sánchez a la Moncloa mientras volvían a ver la luz las reivindicaciones del Partido Popular, silenciadas durante la etapa de Mariano Rajoy al frente del Ejecutivo.

Para encontrar la última información relativa al proyecto de desdoblar la Nacional 122 hay que retroceder hasta el pasado mes de enero. Fue entonces cuando el Ministerio de Fomento aprobó el estudio de impacto ambiental de la autovía, que modificaba levemente el trayecto original. En realidad, ese paso ya estaba dado, pero la declaración de impacto ambiental aprobada por el Gobierno de Zapatero había caducado al haber pasado ocho años sin que comenzaran las obras. Ese documento es el que traza las líneas maestras de unas obras que todavía no tienen fecha de inicio. El anuncio publicado en el BOE en enero de este año, prácticamente calcado al que vio la luz en el mismo medio en febrero de 2017, de momento no se ha traducido en nada.

El documento, eso sí, daba una cifra. 328 millones de euros. Eso es lo que, según las cuentas del Ministerio que dirige, en funciones, el socialista José Luis Ábalos, costará la puesta en servicio de la autovía entre Zamora y Portugal. Sin embargo, es inevitable recordar lo "oportuno" de este anuncio del BOE, que se publicó unos días después de que el Ejecutivo de Pedro Sánchez entregara en el Congreso de los Diputados su primer, y de momento único, proyecto de Presupuestos Generales del Estado. El documento, el más importante de los que cada año pasan el filtro del Congreso de los Diputados, negaba la financiación al desdoblamiento de la carretera. Solo había 1,2 millones de euros para un proyecto que los zamoranos demandan desde hace años y, lo que preocupaba más entonces y ahora, no había en el proyecto de presupuestos previsiones sobre los próximos años.

Hasta el momento, la no aprobación de los pasados presupuestos ha sido la "excusa perfecta" para el Gobierno de la nación y para el PSOE zamorano. Tanto unos como otros se escudan en que la ausencia de cuentas públicas -las cuentas que, por recordarlo, daban a la autovía una partida de poco más de un millón de euros- para hablar de la no puesta en marcha de la maquinaria. La propia delegada del Gobierno en Castilla y León, el pasado tres de enero, auguraba un "gran impulso" a la carretera a la frontera si había presupuestos. Como después se ha comprobado, era difícil tomarse ese anuncio como un compromiso.

Mientras, el PP intenta vender a la opinión pública que, de no haber existido moción de censura, la autovía estaría poco menos que hecha. Los populares aprovechan casi cualquier excusa para pedir al nuevo Gobierno la celeridad que no tuvo el anterior con respecto a este asunto. De hecho, fue con el Gobierno de Rajoy cuando algunos trámites caducaron. Según el PP, Rajoy habría anunciado el julio del año pasado la inminente puesta en marcha de los trabajos en la zona.

La última "bronca" entre ambos partidos tuvo como excusa la inclusión de la vía en el Plan Extraordinario de Inversión en Carreteras, el PIC. Según el PP, las características de la vía hacían que el anterior Gobierno tuviera los trámites ya avanzados. ´Según el PSOE, la incorporación de la A-11 a este plan tenía "importantes carencias" que "no habrían sido contempladas por el anterior Ejecutivo". "Vacíos" que, según los socialistas, "tienen que ver con la nueva ley de contratos del sector público". En palabras llanas, que la autovía nunca tuvo garantizada la financiación por esta vía y que el PP quería "tomar el pelo a los zamoranos" porque "no tuvo la intención de realizar esta obra". En definitiva, guerras partidistas mientras los usuarios se ven obligados a circular por una vía que comunica dos países y que se resiste a adaptarse al paso de los años. Los últimos acontecimientos vuelven a poner sobre la mesa la necesidad de la obra. Habrá que ver si esta vez es la definitiva.