"Es profundamente entristecedor contemplar cómo la política hoy se contempla como el arte de conseguir áreas de poder. No existe en España un debate sobre algo esencial, que es la revolución tecnológica, una sociedad que progresivamente nos lleva a la exclusión, personas que van a ir saliendo de lo que es la sociedad del trabajo. Va a haber excluidos no como consecuencia de la industrialización, sino de la revolución tecnológica, informatización, robotización, globalización, externalización. ¿Ha oído hablar a los ilustres izquierdistas de Podemos sobre este tema?. ¿Ha oído un debate de altura en el Congreso de los Diputados de la llamada izquierda del PSOE?. ¿Ha escuchado a Ciudadanos, a Partido Popular o a Vox hablando de esto?. Se dedican a hablar de historias referentes a las tripas, a los sentimientos y no a los pensamientos. Lo fundamental no es definirte de izquierdas o de derechas, lo fundamental es dar soluciones".

Lo dice Javier Nart, abogado, político, antiguo corresponsal de guerra, diputado del Parlamento Europeo y protagonista de una de las "espantadas" más clamorosas de Ciudadanos, aunque en su visita a Zamora de esta semana evitó pronunciarse sobre cualquier cosa referida a Albert Rivera. De hecho Nart accedió a realizar declaraciones a este diario, incluso de política, pero declinó tocar el espinoso asunto de sus desavenencias con la actual dirección de Ciudadanos a raíz de la postura de veto al PSOE.

Una dimisión que no significa un punto y final en su relación con la política, sino un paréntesis, porque "como no hagas política la política que hace a ti. Nunca hay que dimitir. Tienes que ser lo más libre que puedas y tratar sobre todo de pensar que a lo mejor que lo que nos encontramos en el espectáculo patético de la política presente tiene muy poco que ver con lo común y mucho que ver con lo propio, el santísimo ombligo no me interesa".

Y entre esos asuntos que debería estar tratando la política Nart sitúa en primer lugar la revolución tecnológica. "La solución al cambio tecnológico que es una revolución social que va a dejar a millones de personas en el camino. Es lamentable y yo no le veo alternativa porque tampoco veo soluciones. Las únicas soluciones que veo son las del mercado, pero para ese viaje no hacen falta alforjas; para que el mercado nos solucione las cosas, sobran los políticos".

Para el político, al que muchos zamoranos identificaron en la calle por su inconfundible cabellera cana, "eso es lo esencial, y no las historias de yo soy la izquierda y el progreso y usted es la derecha y la reacción. Todo eso es repugnante y lo que nos lleva es a transformar lo que debe ser la crítica en instinto y los instintos básicos son interesantes y convivenciales, fuera de ellos me dan igual".

En su visita, Nart "redescubría" una Zamora que había conocido allá por los años 1966 y 1967, cuando hizo la mili el Monte la Reina. "Es una ciudad que ha ido infinitamente a mejor". Tuvo tiempo de pasar por Monte la Reina, "devorado por la naturaleza" y encontrar "el viejo circulillo donde teníamos la tienda de campaña, comidos por los mosquitos y con calores intensos en el mes de agosto. Aquello de cualquiera tiempo pasado fue mejor como es una mentira enorme, pero eras más joven".