Tambores de guerra retumban desde hace días en Zamora. Anuncian una revolución contra los azúcares procesados y el miedo de los pequeños de la casa a probar recetas saludables. Ha sido gestada intramuros del Palacio de la Alhóndiga, donde una veintena de pequeños guerrilleros reciben instrucción para luchar contra el desconocimiento y la fobia a las verduras, "no solo a las verdes, la calabaza también les suele dar mucho miedo", ríen Marga y Rosa, organizadoras del taller, cuando hablan sobre la experiencia de los niños. "Cocinando más allá del bosque" es una de las iniciativas incluidas en Verano Joven, y tiene como finalidad dar a conocer "la riqueza del mundo vegetal y lo divertido de cocinar alimentos con un valor nutricional imprescindible", según informa la Concejalía de Juventud.

Orientado a comida vegetariana, la actividad ha sido desarrollada por los veteranos Cocinando Cuentos, expertos en educar en nutrición a los adictos a los dulces más jóvenes. Durante diez jornadas ordenadas por bloques temáticos en torno al bosque, el tema central, las sesiones se componen de una parte formativa, porque uno de los objetivos es también el de "alimentar mentes". Los niños de entre 5 y 12 años cocinan dos elaboraciones sobre el tema de cada día. Catas de miel, bancos de grano de diferentes cereales, y muchos nuevos alimentos que empezar a incorporar en su dieta. "Lo ideal sería conseguir que prefieran una galleta casera a una procesada", cuentan las responsables, y es que ellas intentan "que no coman grasas y azúcares y estimularles a que cada día lean algo sobre su entorno", no solo buscan mejorar su nutrición, sino también concienciarlos sobre la importancia de una correcta nutrición.

Los pequeños están descubriendo un nuevo mundo gustativo a través de la experimentación. Nunca mejor dicho, aquí se viene a "meter las manos en la masa", porque para aprender "primero hay que hacer", sobretodo en tiempos en los que "se está perdiendo el contacto natural con los alimentos. Toda la comida viene empaquetada, y prohibimos a los niños que la toquen", reclaman. En este taller intentan que entren en contacto de nuevo con ella.

Obligarles a salir de su zona de confort es imprescindible. Para ello mezclan dulce con salado o añaden una gota de picante. Cada día muchos niños prueban algo por primera vez, hecho que tiene mucho mérito. Los jóvenes llegan con barreras y prejuicios, y por ello "se resisten a probar sabores nuevos, pero poco a poco se han adaptado, al menos aquí. Esperamos que en casa también hayan cambiado".

La berenjena provocó en su día un rechazo general. Pero gracias a una empanada sin masa, solo a base de verdura y queso (para los intolerantes a la lactosa uno vegano), conquistó a los más críticos. "Cuando cocinan sus propios platos se animan a probar más", revelan las organizadoras. Esa es la clave para que aprendan a comer productos como la berenjena. "Haberla tomado mezclada en un pisto o en un puré no sirve de nada, esquivamos el problema. Tienen que lidiar con los nuevos sabores, después aceptarlos, y por último y más importante, disfrutarlos", prosiguen. Los niños dicen haber incorporado nuevos productos, y aunque muchos admiten no comer demasiado verde en casa, ahora están más abiertos y animados para que eso cambie. Para ellos, el boniato gana por goleada como el alimento nuevo que más les ha gustado. Un queso de leche de coco se queda con la plata.

Ahora solo queda que no se olviden de lo rico y divertido que es comer bien.