Comenzó en el yoga casi por casualidad hace más de veinte años, pero desde entonces, se ha convertido en el motor de su vida. El zamorano Pablo García, profesor Iyengar, un título avalado por el Ramamani Iyengar Memorial Yoga Institute de Pune (India), ha sido formado por algunos de los mejores especialistas en España, como Fidel Collado o José María Vigar. Este fin de semana imparte clases en Zamora.

-Lleva veinte años inmerso en el mundo del yoga. ¿Cómo cambió su vida una vez empezó a practicarlo?

-Al principio comencé porque tenía dolores de espalda, algo habitual que lleva a mucha gente a acercarse al yoga. Primero noté cambios a nivel físico ya que las contracturas desaparecieron. Y a partir de ahí, empecé a ganar flexibilidad, concentración... Notaba que la atención era más plena y que estaba más atento a lo que ocurría a mi alrededor, con los sentidos más despiertos. Poco a poco me fui dando cuenta de que entraba menos en los conflictos porque la práctica también repercute a nivel emocional. Te ayuda a mantenerte en el presente, a estar más tranquilo.

-Existen distintas escuelas de yoga. ¿Por qué eligió seguir Iyengar?

-Empecé porque las primeras clases seguían este método y aunque he probado otros a lo largo de mi vida, no me convencían. He visto a muchos profesores de yoga que no tenían una formación suficiente, que no habían profundizado en el yoga. Iyengar busca la precisión de las posturas, por eso la formación es muy exigente y requiere al menos tres años de práctica como alumno y otros dos o tres con alguno de los formadores que hay en España.

-Mucha gente piensa que el yoga es un deporte, pero parece que es mucho más...

-Lo es. El yoga es una actividad que te genera bienestar físico y emocional, pero a medida que lo vas practicando descubres más sensaciones. Te das cuenta de que te aporta claridad mental y quietud en el mundo en el que vivimos, un mundo en el que estamos constantemente rodeados de multitud de estímulos.

-¿Es esa una de las razones por las que cada vez más gente lo practica en Occidente?

-Hay gente que lo hace por moda, pero también hay otras muchas personas que se dan cuenta de que en este mundo en el que todo es instantáneo, esa sensación de tener lo que quieres te llega a crear ansiedad. Las necesidades materiales no satisfacen las más profundas. El yoga te aporta algo que va más allá...

-Si una persona está pensando en empezar a practicar yoga. ¿Qué debería tener en cuenta antes de comenzar?

-Tendría que tener en cuenta la formación de los profesores porque hay escuelas que ofrecen un título pagando una cierta cantidad de dinero y sin ningún tipo de práctica previa. El yoga no se asimila simplemente leyendo un libro...

-Los gimnasios y centros deportivos ofrecen todo tipo de yoga, desde aeroyoga hasta Bikram yoga. ¿Qué opinión le merecen estas variantes?

-Son una forma de conocer el yoga, una forma de acercarse a él, pero el yoga requiere, en cuanto a la realización de posturas, una buena formación porque algunas son ciertamente complicadas. La gente sin conocimiento puede causar lesiones y daños en los alumnos, algo que con un profesor con experiencia y formación seria, no sucede. El profesor debe velar por tu salud, no buscar hacer una postura muy complicada para hacerse una foto.

-¿Todo el mundo puede practicar yoga o hay una edad límite?

-Cualquier persona a cualquier edad puede practicar yoga. Cuando hay unas limitaciones físicas, en caso de una lesión o por la edad, no se debería ir a una clase general. Se requiere una práctica personalizada, que es algo más complicado de encontrar. En el método Iyengar, usamos soportes como sillas, bloques o almohadones grandes que ayudan a crear las posturas que cuesta más realizar. Gracias a estos soportes, se puede empezar a entender el sentido de una postura o el músculo que hay que mover. He tenido alumnos en clase de 70 años, que tienen sus limitaciones, pero que con esta ayuda hacían ciertas posturas. Al final eran los primeros que aparecían en la clase cada día. Siempre hay que tener en cuenta hasta donde se puede llegar y dar facilidades para hacerlo.

-El yoga es una práctica milenaria, ¿cuesta integrarla en la vida actual, en el día a día?

-Si entendemos el yoga como una tradición milenaria, parece que hablamos de algo muy lejano, pero no es imposible integrarlo, todo va paso a paso. Aunque al principio se empieza practicando las posturas, no hay que quedarse ahí, porque el yoga es mucho más que eso. Es cierto que la parte filosófica es más difícil de entender porque es algo profundo, pero también hay textos que tienen que ver con la cultura hindú, que narran historias de yoguis ancestrales, y que son muy interesantes. Conocerlos no es una condición necesaria para practicar yoga, pero si un alumno quiere profundizar debería leer los yoga sutras de Patanjali o de otros maestros. Son textos que reflexionan e intentan explicar el misterio de la vida, si es que lo hay.