Miles de personas arroparon a la Virgen del Tránsito de Zamora en su salida procesional por el centro de la ciudad con motivo del 400 aniversario de su aparición, un desfile decidido por la comunidad de religiosas de clausura que la custodia durante todo el año, con motivo de la efeméride en su día grande, el 15 de agosto, la celebración del dogma de la asunción de María a los cielos, siendo esta fecha también la jornada que la imagen abandonó por primera vez "su casa"en el año 1693.

El Tránsito abandonó la iglesia conventual entre un arco de flores, situadas en una estructura ubicada en el dintel y los laterales de la puerta lateral del templo por un grupo de voluntarios que, desde primera hora, distribuyeron las flores de los ramos y centros donados por familias y devotos agradecidos a la Señora por su intercesión, tras la eucaristía solemne que estaba prevista que presidiera el obispo de Zamora, Gregorio Martínez Sacristán, aunque finalmente la celebró el vicario general de la diócesis, José Francisco Matías Sampedro acompañado por una docena de presbíteros.

La ausencia del prelado la justificó antes del inicio de la celebración el canónigo encargado de liturgia, Narciso Jesús Lorenzo, quien explicó, ante una feligresía que abarrotaba el templo, que el obispo de Zamora "había sufrido ayer (por anteayer) una indisposición y el médico que lo atendió surgió su ingreso unos días para su observación". Y mientras que el acto religioso avanzaba en el interior de la iglesia conventual, donde los abanicos no cejaban de moverse para intentar paliar el fuerte calor reinante, el patio y el exterior del monasterio era un ir y venir de personas, algunas de la cuales intentaban la complicada empresa de acceder al templo, mientras que otros devotos buscaban un buen sitio para ver la salida de la virgen. "Es una oportunidad única", comentaban entre sí varios de ellos.

Puedes recordar la salida en este vídeo en directo:

En los primeros tramos del itinerario, en la rúa de los Francos en dirección hacia la plaza Mayor, aguardaban ya varias filas de personas cuando los colectivos participantes en la procesión comenzaron a situarse en el centro de la vía para sorpresa de más de un turista que se topó con ellos y les preguntaban que qué pasaba y si se hacía todos los años.

La representación de la asociación cultural Capitonis Durii, que acudió con las cinco parejas de cabezudos y con su conjunto de música, abría el desfile con sus alegres compases, seguidos de la banda de cierre de la Cofradía de Jesús del Vía Crucis, cuyos integrantes portaban camisetas blancas con el anagrama del 400 aniversario de la Virgen Dormida. Los menores con sus tambores llamaron mucho la atención. "¡Qué lindos tan pequeños!", comentaba una mujer gallega. Los sones de la Semana Santadieron paso a los representantes de cofradías de toda la diócesis, muchas de ellas con sus estandartes como varias de Pasión y Gloria de Zamora sin olvidar diversas asociaciones de fieles desplazadas desde pueblos cercanos a la capital o incluso desde Benavente.

Varios representantes de la Asociación para la Promoción y Estudio de la Capa Parda Alistana ataviados con la prenda suscitaron comentarios sobre el calor que debían soportar entre los foráneos que también alabaron los bordados de los trajes tradicionales que portaban varios colectivos. Al tiempo que la representación de grupos etnográficos ocupaba el centro de la calle, por los laterales avanzaban devotos, muchos de ellos emocionados, llevando en sus manos velas encendidas.

Delante del Tránsito caminaban ocho sacerdotes que llevaban capas azules que daban paso a los mozos del concejo, con su indumentaria negra, que se encargaron de llevar el carro triunfal sobre el que avanza la Virgen del Tránsito, escoltada por el vicario general y autoridades políticas y militares de la ciudad así como una banda dirigida por Víctor Argüello y decenas y decenas de fieles, muchos de ellos con velas que acompañaron a la Señora por el centro de la ciudad, un itinerario que contó con balcones adornados e incluso algún escaparate del casco antiguo dedicado a la Virgen Dormida.

Las campanas del convento indicaban el regreso de la imagen, una Virgen a la que le rezaron la Salve y cantaron la canción de "Virgen de Tránsito" de Rogelio Cabado de antes de que accediera al templo conventual. El fervor de un pueblo desde hace 400 años.