En 1989, la cifra de jóvenes de entre 16 y 29 años residentes en Zamora superaba los 42.000 y representaba un 20% de la población total. Hoy, según los últimos datos del padrón publicados por el Instituto Nacional de Estadística, el número ha descendido hasta los 19.902. Es decir, menos de la mitad que hace treinta años. Además, las personas que se encuentran en esa horquilla de edad suponen un 11,6% del censo, a la cola de España.

Este es uno de los datos que sale a colación en el contexto del Día Internacional de la Juventud, que se celebró este lunes. Zamora no solo pierde población a marchas forzadas, sino que envejece rápidamente y ve cómo cada generación llega más vacía que la anterior. De hecho, el número de menores de 16 años que están empadronados ahora mismo en la provincia es menor aun que el de jóvenes, por lo que la previsión es clara: la situación irá a peor.

En cuanto al panorama laboral para los jóvenes, las últimas estadísticas tampoco resultan demasiado halagüeñas. Según los últimos datos del paro registrado, correspondientes al mes de julio, hay 725 zamoranos y zamoranas menores de 25 años inscritos como demandantes de empleo. Ahora bien, los que trabajan sufren un importante grado de precariedad, al menos desde el punto de vista económico.

De hecho, el último informe publicado por la Agencia Tributaria al respecto, que data del año 2017, revela que los jóvenes zamoranos percibieron los sueldos más bajos de la región. Especialmente llamativo resulta el salario medio de los menores de 18 años que se habían incorporado al mundo laboral, que apenas alcanzaba los 1.105 euros anuales, menos de cien euros al mes.

En cuanto a la horquilla de edad de 18 a 25 años, también a la cola de Castilla y León, los zamoranos ingresaron 5.972 euros de media anual, mientras que los jóvenes de 26 a 35 años ganaron un promedio de 13.204 euros. En todos estos casos, los hombres obtuvieron unos ingresos medios superiores a los de las mujeres.

La realidad dibuja un panorama negativo para los jóvenes en Zamora, a la espera de que llegue una reacción que permita revertir la mala tendencia actual.