Hasta este viernes, los casi cinco mil españoles fallecidos en los campos austriacos de Mauthausen y Gusen eran eso, poco más que una cifra. A lo largo de las últimas décadas y gracias a la labor de investigación de algunos historiadores habíamos comenzado a conocer, comprender, compartir el horror de una tragedia que trascendía la barrera del tiempo y se transmitía con la mayor de las crudezas por medio de quienes tuvieron más fortuna, los últimos supervivientes. Desde este viernes, las identidades, lugar de nacimiento y fechas vitales de los españoles que sufrieron la deshumanización nazi han sustituido a los números en el Boletín Oficial del Estado, por orden el Ministerio de Justicia.

La publicación puede parecer solo un gesto simbólico, pero no lo es. La defunción de los españoles que perecieron en el campo austriaco nunca fue inscrita en el Registro Civil Central. No fue un olvido, sino una omisión interesada. El Gobierno francés cumplió con el mandato de enviar las actas de defunción al Estado español. Pero el Régimen franquista, que había privado a los exiliados -la gran mayoría, republicanos lastrados por la derrota en la Guerra Civil- de su condición de españoles, tampoco aceptó reconocerlos como compatriotas fallecidos. No eliminó los documentos, simplemente los ocultó.

"Sabíamos que los certificados alemanes existían y también donde estaban. Hace un año se localizaron en el Registro del Notariado los diez volúmenes con toda la información, y el Ministerio de Justicia accedió a realizar una investigación para cotejar los datos y poder inscribir el fallecimiento". Son palabras del historiador Gutmaro Gómez Bravo, profesor de la Universidad Complutense de Madrid que ha dirigido a un grupo de expertos en una tarea tan importante como compleja.

Este viernes, el BOE ofrecía un listado con 4.427 españoles fallecidos bajo el yugo nazi en los campos de Mauthausen y Gusenel BOE ofrecía un listado con 4.427 españoles fallecidosbajo el yugo nazi en los campos de Mauthausen y Gusen. Pero más que un documento definitivo, se trata de un contenedor de información destinado a crecer. De hecho, los expertos han incrementado la "base de datos" inicial con los nombres de otras víctimas, cuyas identidades figuraban en archivos ajenos. Ahora son los familiares de los muertos, o simplemente quien posea información de primera mano, quienes pueden formular alegaciones para ayudar a que el listado se acerque a la realidad con la máxima fidelidad.

En el caso zamorano, una sorpresa y una omisión. Hasta la fecha, se sabía que 17 fueron las personas naturales de la provincia que ingresaron en Mauthausen (algunos de ellos terminaron en Gusen, el vecino "campo de la muerte"). De ellos, solo cuatro se salvaron de un final más que seguro, gracias a la sucesiva liberación de los campos de concentración en 1945. En el listado aparece Carlos Redondo Flores, un zamorano de la capital que nació el 22 de septiembre de 1879 y falleció el 9 de marzo en el recinto alemán de Dachau. No figura, sin embargo, la identidad del benaventano Pedro Vega Vicente, que nació en 1916 y falleció en el infierno de Gusen el 15 de noviembre de 1941, un invierno durísimo en el campo austriaco, durante el que perecieron centenares de españoles. La oportunidad de formular alegaciones ayudará a sumar esta identidad, después de que los historiadores hayan realizado un trabajo a conciencia sobre los documentos.

La Oficina Notarial del Estado Francés para Deportados recopiló los datos de los españoles fallecidos en los ya citados diez tomos que envió en 1952 al Gobierno español, y que han dormido un injusto sueño en el Registro Central de la calle Montera de Madrid. El grupo de expertos, básicamente, ha traducido datos que estaban redactados en francés y español, cotejando las identidades para que pasen a formar parte oficialmente del Registro nacional.

En ocho décadas, se trata de la primera actuación formal del Gobierno para comenzar a llenar el vacío saco de la reparación, hoy quizá ya imposible. "Fue una tragedia humana bastante dura, esta gente ha sufrido la guerra, la persecución y la denigración jurídica. Perdieron la dignidad e incluso la condición de víctimas", reflexiona Gutmaro Gómez Bravo, quien precisa que la información sobre Mauthausen se puede dar ya por buena "casi al 99 por ciento".

Los familiares de los fallecidos sostienen que el acto de reparación "llega tarde", pero respiran aliviados al ver la identidad de los suyos en un documento oficial. Han pasado simplemente de ser fantasmas vagando en el purgatorio del olvido a recobrar una parte de lo que fueron antes de aquel viaje definitivo al exilio. La actuación del Gobierno se inscribe en un contexto especial, el 80 aniversario del exilio republicano. Una parte de los expulsados pudieron regresar a España, otra permaneció en Europa y muchos españoles reanudaron sus vidas en México o Argentina. Los 14 zamoranos, los casi cinco mil españoles, que murieron en Austria se llevaron la peor parte.