La investigadora Lucía Brage profundiza desde hace varios años en la figura del diplomático y aficionado a la arqueología el zamorano Virgilio Sevillano que protagoniza la exposición temporal "Ex Oriente Lux. Virgilio Sevillano, diplomacia y antigüedades" en el Museo de Zamora.

-¿Cómo descubre a Virgilio Sevillano?

-De una manera totalmente casual. Yo estaba cursando un máster en museos y para el trabajo fin de master me centré en el estudio de todas las colecciones de Oriente Próximo que hay en España. Releyendo uno de los libros que en su momento había consultado, me encontré una línea literalmente sobre una exposición que había tenido lugar en el Museo Arqueológico de Madrid en 2006 que hacía referencia a una colección oriental de Virgilio Sevillano que había en el Museo de Zamora. Me puse en contacto con el conservador Alberto del Olmo, quien me confirmó que efectivamente existía.

-Y ¿se traslada a Zamora para descubrirla?

-Sí. Estuve una semana entera fotografiando las piezas así como leyendo el cuaderno de la colección que custodia el museo. A partir de ahí me enamoré un poco de Zamora, de Virgilio Sevillano y empecé a un poco a tirar del hilo.

-¿Con qué se topó en el Museo de Zamora para animarse a profundizar?

-Me encontré con que las piezas estaban en el depósito, no se habían estudiado ni se habían exhibido ante la falta de catalogación. Estaban inventariadas y se sabía su cifra, dado que es un museo provincial. Solo se habían llevado a restaurar un cuenco y dos bronces con cabeza de león. Poco a poco con la ayuda del conservador del Museo de Zamora fuimos desenvolviendo cada una de las piezas, haciendo un descubrimiento tras otro, pues son muy bonitas estéticamente. Es muy difícil encontrar una colección que permite a la vez descubrir al coleccionista tal y como sucede en este caso.

-¿Por qué?

-Generalmente los coleccionistas lo que hacen es comprar piezas por el valor estético de las mismas. Virgilio Sevillano fue un coleccionista que se sale de lo común porque iba más allá. Estudiaba cada una de las piezas e hizo de la vida una lección constante porque siendo muy mayor, se jubiló en Jordania, no dejó de aprender. Al llegar a este destino logró codearse con la élite de la arqueología, acudió a clases a la universidad, visitó museos y leía todo lo que podía. Empezó a formar una amplia biblioteca sobre arqueología de Oriente Próximo. Él no adquiría las piezas para verlas, sino que quería ir más allá. Además, tuvo como secretario de embajada a José Antonio Varela Dafonte, quien lo imitó y de hecho éste lo indica en sus memorias.

-¿Cuántas piezas integran la colección del zamorano?

-Son casi 250 piezas, en concreto 247 piezas, la gran mayoría correspondientes a lucernas. En ella destacan 179 lucernas, aunque expuestas ahora en Zamora solo están 115, que van desde el Bronce Medio hasta la época islámica que presentan un buen estado de conservación. Proceden de tumbas que fueron expoliadas y puestas a la venta. Realmente fueron adquiridas o fueron regalos de amigos, por lo que se desconoce la procedencia exacta de los objetos. En algún caso Virgilio compró la pieza deshecha o rota y luego intentó reconstruirla, como un sello que adquirió fragmentado en Jerusalén, pero al llegar a Toro lo pegó. Es muy difícil darle una fecha aproximada a cada una de las piezas de la colección.

-En su acercamiento ha contado con la "ayuda" del propio Virgilio Sevillano. Explíquenos.

-Tuve la suerte de que la familia de Virgilio, Lina Hidalgo en este caso, conservaba mucha documentación de él, fundamentalmente fotografías que revelan una parte del pasado de Oriente, que hoy por hoy, debido a las circunstancias en las que se encuentra la zona, está destruido. Además, conservaba un cuaderno manuscrito del propio Virgilio en el que figuraban anotaciones de sus visitas a yacimientos y donde iba detallando cómo llegar hasta cada uno. Es muy curioso, pues hasta describe quién le acompañada desde su chofer hasta su cocinero. Va tomado fotografías de lo que se va encontrando e incluso haciendo dibujos de todas esas ruinas ahora perdidas, lo que ayuda muchísimo a la hora de retomar esa historia y de ver cómo estaban esos lugares.

-¿Dónde están ubicados esos yacimientos?

-Están situados en Jordania. Él fue jefe de oficina económica de la Embajada de España en Beirut, en 1958 y posteriormente en Ammán, en 1960, ocupó el cargo de embajador.

-¿De dónde procede el interés del zamorano por la arqueología?

-Él comenta en el libro "Testimonio arqueológico de la provincia de Zamora" que le viene de muy atrás, de cuando era muy joven. Cita la anécdota de que estando con sus familiares en una noche de verano comentaban que, en El Alba, en el término de Villalazán, había un poblado enterrado y bromeaban sobre el poder desenterrarlo en algún momento. Cuando tiene la oportunidad, en 1933 y 1934 cuando él se ve con capacidad suficiente y obtiene los permisos, comienza a tomar contacto con la arqueología de campo y excava.

-Virgilio Sevillano hizo posible que España comenzara a realizar excavaciones en Oriente. ¿De qué manera?

-Él ya había empezado a contactar con el alto cargo en España en cuestiones relacionadas con la arqueología, Julio Martínez Santa-Olalla. Había iniciado un proyecto para llevar a cabo un intercambio cultural entre Jordania y España, con viajes de estudiantes entre ambos países, cambios de publicaciones relativas a arqueología e incluso llegó a hablarse de un intercambio de piezas arqueológicas, dado que en España hay pocas y querían exponerlas en Madrid. Finalmente, no pudo llevarse a cabo. Además, la jubilación le llegó muy pronto y no pudo desarrollar ese anhelado trabajo de realizar algún tipo de excavación, pero sí todos los contactos que estableció le sirvieron a su secretario de embajada, José Antonio Varela Dafonte, quien estuvo trabajando unos meses con el zamorano, para rematar esas gestiones y comenzar las primeras excavaciones. Este zamorano sentó las bases para una primera arqueología de campo en yacimientos en Jordania y anotó geográficamente dónde estaban. Su empeño se materializó en los yacimientos prehistóricos de Mogaret el Dalai y de El Khaim.

-El diplomático se jubila y ¿regresa a Zamora?

-Sí. En Zamora no se dedicó a excavar, pero existe constancia en el Museo de San Isidro y en Biblioteca Nacional a través de la correspondencia que mantenía con Julio Martínez Santa-Olalla y con Jorge Guillén, el poeta vallisoletano del que era amigo, de que va con familia y amistades a recorrer los yacimientos arqueológicos zamoranos. También toma muchas fotografías y hace incluso fichas intentando ubicar cada uno de ellos. Además, mucha gente de Zamora cuando araba los campos y encontraba en superficie restos pétreos contactan con don Virgilio, como le llamaban, o le escribían y se los llevaban para que pudiera identificarlos.

-Por lo que dice se convirtió en una referencia en la provincia.

-Sí, fue una referencia en la arqueología de Zamora desde finales de los años 60 a principios de los 70, dado que falleció en 1975. A su regreso a España tras su jubilación en 1960 incluso encarga a un fotógrafo madrileño muy conocido hacer las fotografías de las piezas que trajo de Oriente Próximo. Tras su regreso estuvo continuamente trabajando con su colección y también dedicándose a la arqueología de su provincia analizando restos en superficie que pudiera identificar, pues él no excavaba. Siempre intentaba hacer las cosas de la mejor manera posible. En una finca que tenía en Peleagonzalo acumuló muchas piezas arqueológicas que tenía catalogadas, ahora en el Museo de Zamora, y tenía una gran estantería.

-¿Cómo surge la exposición "Ex Oriente Lux. Virgilio Sevillano, diplomacia y antigüedades" que este verano puede verse en la sala de exposiciones del Museo de Zamora?

-Cuando contacté con el Museo de Zamora ya la tenían en mente, pero ellos no podían estudiar una colección de este tipo al tratarse de un centro provincial. Recuerdo que me comentó la directora Rosario García, que hasta tenía hasta un título pensado para la futura muestra, y surgió el hacer una colaboración porque era necesaria el trabajo de un experto en la materia como es el profesor Juan Luis Montero, quien guía la parte más arqueológica de la muestra. Además, las piezas han sido limpiadas para esta exposición por el restaurador del Provincial.

-¿De qué manera está estructurada?

-Hemos intentado plasmar de una manera resumida toda la historia de Virgilio desde que llega a Oriente Próximo, a finales de los 50. Nos hemos centrado en esta parte de su vida porque de su colección el fondo oriental nunca se había exhibido en público. Iniciamos con un panel sobre la historia de Oriente y tomamos contacto con este zamorano y la diplomacia y cómo llega él a la zona. En otro panel se explica los orígenes de la arqueología y Virgilio, esa arqueología zamorana, para luego descubrir a Sevillano como estudioso y como coleccionista. El público también puede descubrir parte de la colección y el discurso concluye con esas primeras excavaciones arqueológicas realizadas por España en Oriente Próximo y finalmente hay epílogo cultural, dado que Virgilio tenía muchas inquietudes y escribió libros la mayor parte vinculados al tema de la diplomacia y los consulados, publicó algún estudio histórico o dos poemarios.

-En la muestra, dispuestas en una serie de vitrinas, se exhiben parte de la colección de Oriente Próximo, parte de las lucernas que atesoró el diplomático.

-Es una selección en la que elegimos las que están en mejor estado o las que presentan unas características diferenciadoras para que el público cuando se acerque pueda tener una idea del grueso de la colección. A través de las exhibidas se presenta la evolución del sistema de iluminación antiguo durante siglos, algo muy poco común en España.

-Virgilio Sevillano ¿es un gran olvidado de la historia?

-Creo que sí, es poco reconocido. No han estudiado su figura salvo Herminio Ramos y Rufo Gamazo que, en su momento, escribieron textos sobre él. Hay referencias sobre sus publicaciones arqueológicas de Zamora en un congreso celebrado hace años, pero no existe más materiales. Resulta difícil estudiar su figura de ahí mi investigación de años. Virgilio Sevillano fue quien inició la arqueología española en Oriente, Próximo, teniendo en cuenta que Francia y Gran Bretaña había comenzado las primeras excavaciones en la zona en 1842 y 1845. España no tuvo presencia ni relevancia allí hasta cien años después. España entra un siglo después, en 1960, gracias a este diplomático zamorano. Siempre se ha reivindicado la figura de Valera Dafonte, pero quien movió los hilos fue Virgilio Sevillano y queremos que se sepa.

-En esta divulgación ¿contemplan que la muestra itinere?

-A mí me gustaría, pero depende de muchos factores. Es una muestra que realmente merece mucho la pena, pues es una exposición didáctica dado que Virgilio recopiló muchas lucernas. Solo existe en este país una colección más amplia que esta, con pocas unidades más, y se encuentra en el Museo de Montserrat. Tenemos que rescatar la figura de Virgilio Sevillano, una persona que tuvo un peso específico y mucha relevancia en la arqueología española.