Los talleres de Arquitectura Fluvial para niños han convertido a Zamora en una maqueta a escala real capaz de albergar desde piscinas naturales a cohetes. Cualquier cosa vale en esta iniciativa que busca dejar volar la imaginación de los pequeños y los obliga a tomar contacto con la ciudad y sus espacios. Porque como dicen los responsables de este proyecto, "todo y todos formamos parte de la ciudad".

En total son 43 niños los que podrán disfrutar de esta experiencia a lo largo de sus dos sesiones. Las actividades, a cargo de la organización mini2ac, son impartidas por el arquitecto Alberto Alonso y la educadora infantil Ana Alfonso, quienes estructuran cada jornada en el estudio de la historia de la arquitectura de todo el mundo y el patrimonio Zamorano, todo a través de juegos, dibujos, maquetas, e incluso yinkanas.

También buscan iniciativa. "Queremos que propongan proyectos y que den su propia opinión". Para alimentar el criterio de estos arquitectos en potencia, Alberto y Ana enseñan los modelos fluviales de otras ciudades europeas donde el agua tiene un papel muy importante. "A traves del juego plasman sus ideas para la ciudad", comentan, y nos narran la sesión en las Aceñas, donde los niños propusieron convertir el espacio en museo y ludoteca "son muy solidarios, piensan en sus abuelos y en sus hermanos y proponen espacios adaptados a todo el mundo" Estos pequeños urbanistas tienen entre 5 y 12 años, e ideas tan válidas como inviables "pero eso también pasa con los adultos" bromean Alberto y Ana. "Es importante que recordemos que tenemos que preguntar a los niños y contar con su opinión porque al final ellos son los usuarios de los espacios tanto o más que nosotros". Y es que las ideas van desde construir cohetes en las lindes del río, a piscinas naturales, carriles bici y rutas escolares seguras: "son inspiradores", reconoce Alberto. Los pequeños plasman todas sus ideas en maquetas que ellos mismos realizan en el taller, da igual cuan descabelladas sean, todo merece tener su espacio.

Acercar la ciudad a los más pequeños es la máxima del curso. "La arquitectura está en todo. Viven en ella, juegan en ella, existen en ella. La ciudad es nuestro entorno, desde los parques y las zonas verdes hasta el corazón del casco antiguo. Es importante que la conozcan, no porque sean los habitantes del mañana, sino porque ya lo son en el presente".

Los talleres de Arquitectura Fluvial están compuestos por cinco jornadas dedicadas a un aspecto concreto del entorno del Duero. El primer día se descubren las Aceñas y lo qué podrían albergar. El segundo es el turno de los Pelambres y de imaginar un parque fluvial. El tercero se habla de puentes, y el cuarto de miradores desde donde podemos observar el Duero. Por último, el quinto día, de arquitectura que flota. Todo es posible en unos cursos que proponen a los niños no solo soñar, sino también crear