La Policía Nacional de Zamora ha detenido a un hombre de 34 años de edad acusado de un delito de 'sexting'. Al parecer, el arrestado es un presunto autor de un delito de revelación de secretos por difundir diversas fotografías de carácter sexual de su exnovia, que fueron subidas y compartidas en internet, a través de una página web de almacenamiento de imágenes que aloja material pornográfico.

Las investigaciones, realizadas por la Unidad de Atención a la Familia y Mujer (UFAM) de la Comisaría de Zamora, se iniciaron a raíz de la denuncia de la víctima que, a través de terceros, descubrió la publicación de las fotografías que habían sido tomadas, años atrás, cuando era menor de edad, por un antiguo novio, que inequívocamente las había difundido menoscabando gravemente su intimidad.

La investigación fue compleja debido a que la sede social de la empresa de internet en la que se alojaban los contenidos ilegales se encuentra fuera de España, siendo la primera vez que se detecta un delito de estas características cometido a través de esta página web. El detenido ha pasado a disposición judicial esta mañana.

El delito de sexting

Este delito, conocido como sexting, cuando la difusión no consentida de imágenes o grabaciones de carácter íntimo se realiza desde un ordenador o dispositivo móvil, a través de aplicaciones, redes sociales o páginas web. Un hecho que puede llevar aparejada una pena de prisión de tres meses a un año, además de una indemnización por daños morales a la víctima.

Se trata de un delito especialmente "humillante", según fuentes de la Policía, cuyas consecuencias son difíciles de eliminar debido a la difusión masiva de las imágenes a través de internet, que conlleva graves perjuicios morales para la víctima debido al evidente menoscabo de su honor y su intimidad.

Para evitar este tipo de situaciones indeseadas, la Policía recomienda no compartir fotografías íntimas, ni siquiera en el ámbito de las relaciones de pareja, ya que al hacerlo ponemos nuestra privacidad e intimidad en manos de terceros que, en un momento dado, por venganza o simple maldad, pueden llegar a difundirlas.

Si aún así, decidimos hacerlo, podemos adoptar precauciones, como excluir de la imagen o vídeo el rostro, marcas corporales o entornos que permitan conocer nuestra identidad, o asegurarnos de la posterior eliminación de las imágenes o grabaciones.