Los hermanos menesianos celebran este año el segundo centenario desde su fundación. Y lo hacen de una forma muy especial para los sectores más desfavorecidos. Durante dos semanas, de la mano del centro zamorano, una veintena de voluntarios de la congregación procedentes de distintas ciudades del país estará en Zamora para aportar su ayuda a los colectivos vulnerables. Así, diversas asociaciones de la capital reciben cada mañana a un grupo de personas cuyo cometido es "prestar un servicio a quienes más lo necesitan", detalla Nicolás Urreta Aguirre, coordinador del programa.

Aunque la actividad planificada por la agrupación lleva ocho años realizándose en Zamora y, en esta ocasión, se enmarca dentro de la celebración de sus dos siglos de existencia, los jóvenes se preparan para un gran evento que tendrá lugar el próximo año: "un viaje a Francia con el objetivo de hacer un encuentro entre los menesianos del mundo, pese a que no es tan sencillo que vengan de todos los continentes y la gente de América, concretamente de naciones como Chile lo tiene más complicado aunque tienen muchas ganas de acudir", explica Urreta. Lo que sí es seguro es que representantes de los lugares del entorno más cercano, como Inglaterra o Francia, estarán en la reunión que, además, va a realizarse en la casa madre de los menesianos, Proërmel, en el país vecino. Allí, "también habrá alguna actividad de voluntariado, pero se trata sobre todo de una celebración, con un ambiente más bien festivo, y será en estas mismas fechas, en julio del próximo año".

Por el momento, el objetivo de la estancia en la ciudad de estos voluntarios es "invitar a los jóvenes a pasar quince días apoyando a asociaciones como Asprosub, Feafes, Trascampus o Cáritas, entre otras", apunta. Los participantes, de esta forma, se distribuyen cada mañana en los distintos colectivos y, llegada la tarde, dejan algunas horas para el ocio en la capital, como acudir a la Piscina Sindical, "gracias a que, por petición al Ayuntamiento de Zamora, queda libre y, se hacen actividades en grupo", agrega. Las noches estivales también son un buen momento para conocer el entorno, y los jóvenes aprovechan este tiempo para ejercicios más tranquilos como un paseo por sus calles.

Como señala el coordinador, "es importante que los mismos voluntarios que acuden a una asociación el primer día lo hagan en las jornadas consecutivas, de forma que crean lazos muy bonitos y es muy enriquecedor ver cuando, por ejemplo, si se trata de entidades sin ánimo de lucro en las que se trabaja con niños, estos hacen regalos a quienes les ayudan", señala. No cabe duda de que las sensaciones son muy positivas para ambas partes, tanto los jóvenes como quienes necesitan su apoyo, "es una experiencia que les servirá mucho para su día a día y para toda la vida."

Durante estos días, el hogar de los jóvenes menesianos venidos de toda España es el seminario San Atilano, donde "se encuentran muy felices y se lo están pasando muy bien, es fantástico", comenta Urreta. Los voluntarios, cada día, hacen una evaluación de lo que ha significado la jornada, lo cual hace su convivencia más provechosa.

Los jóvenes tienen entre 18 y 25 años de edad, y sus ciudades de procedencia pertenecen, sobre todo, al norte del país, pero además de Bilbao, Reinosa o Zaragoza, algunos han llegado desde Madrid, e incluso ocho de ellos son de la capital zamorana. El 26 de julio, el programa de voluntariado llegará a su fin, pero quedará cada vez menos para el tan esperado viaje a la casa de todos los menesianos del planeta.