Claudio Rodríguez fallecía hoy hace dos décadas en Madrid y pese a su ausencia física la obra de este poeta, condensada en cinco poemarios que le valieron el Premio Príncipe de Asturias de las Letras y también el Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, sigue interesado y para prueba dos recientes publicaciones centradas en el global de su creación poética.

La primera de ellas la firma el poeta, traductor y ensayista José Luis Rey bajo el nombre de "Brujas a mediodía. Anotaciones a la poesía de Claudio Rodríguez". Este volumen corresponde a un estudio donde el autor cordobés rinde un homenaje al poeta zamorano a través del análisis de la totalidad de la obra claudiana desde su propia poética. "He optado por su obra completa al ser breve y porque he seguido al pie de la letra el consejo de Luis Bousoño de que todos los poemas de Claudio eran antológicos", comenta el escritor que vivió su primera acercamiento a los versos del zamorano con 15 años, un momento en el que "no lo comprendí en su profundidad me pareció rural y hasta pasado de moda, pero a los 19 volví a él y me deslumbró y descubrí a este mago del lenguaje".

El estudio analiza los poemarios en el orden el que fueron publicada, arrancando en "Don de la ebriedad" y concluyendo con "Casi una leyenda" y en él José Luis Rey entresaca versos de cada poemario de tal manera que "los textos de Claudio los fundo con mis comentarios", testimonia este ensayista para quien la confección del libro "ha sido un auténtico placer porque admiro mucho a Claudio Rodríguez" para a renglón seguido añadir que la mayor dificultad ha residido en "hacerlo desde un punto de visto totalmente personal".

"Es uno de los grandes de nuestro idioma por su capacidad de unir lo sencillo y lo trascendente, lo que parece superficial y lo que es profundo... una mezcla de poesía sencilla y honda a la vez que está presente en el primer Juan Ramón Jiménez, en Miguel Hernández o bien en san Juan de la Cruz o junto a los más grandes de la poesía universal como Rilke" enfatiza el traductor de las poesías completas de Emily Dickinson y de T. S. Eliot que tuvo dos encuentros con Claudio Rodríguez, el primero cuando le concedieron el accésit del Adonáis, en 1996, siendo el zamorano el integrante del jurado que lo defendió, y dos años más tarde coincidió con el autor del "Don de la ebriedad" en una charla que el poeta ofrecía en un colegio mayor madrileño.