"Me llevo más de lo que puedo dejar". Así describe el chef zamorano Jonathan Garrote su experiencia en el Campamento de Master Chef que tiene lugar estos días en Cofrentes (Comunidad Valenciana). Las jornadas, que dieron comienzo el pasado 30 de junio y perduran hasta el 3 de agosto, se basan en el programa de Televisión Española y compaginan actividades de ocio, tiempo libre y deporte con la cocina, la verdadera protagonista. Con más de una veintena de monitores y cinco culinarios, entre los que se encuentra Garrote, los pequeños aprenden los entresijos de este arte.

La labor del zamorano consiste en dar las clases al grupo de los más mayores, lo que califica como "una gran responsabilidad, hay que hacerlo con seriedad y dedicar mucho trabajo y tiempo para los niños, entre los cuales se fomenta muchísimo el compañerismo", señala. La trayectoria del chef ha sido bastante amplia, y tras haberse dedicado a la hostelería, Jonathan Garrote lleva algo más de un año en la docencia, como profesor de cocina y pastelería, "los alumnos siempre tienen muchas ganas de aprender, se nota que realmente quieren hacerlo y que lo viven de verdad, son pequeños detalles que no había visto antes", agrega.

El campamento se desarrolla en clases de una quincena de personas y los participantes se encuentran entre los 8 y los 15 años de edad. Las jornadas comienzan a las 08.30 de la mañana con multitud de actividades diversas, después de despertarse con música y un buen desayuno. El aprendizaje continúa a entre las 10.00 y las 12.00 horas, momento a partir del cual tienen lugar las competiciones, hasta las 15.00. Entre estas pruebas, por ejemplo, los participantes tienen que realizar recetas del programa tal y como se hizo en este. Hay cuatro pruebas por la mañana y otras cuatro por la tarde, con grupos diferentes que se distinguen por colores. Después de la hora de la comida, se repiten nuevamente las clases con los alumnos del turno de tarde, de 15.30 a 17.30. Al final de la jornada, a las 21.30, tiene lugar una gala, cada día con una temática concreta.

Además, los niños tienen la oportunidad de aprender acerca de los países del mundo, ya que cada día pueden dar una vuelta por las culturas de estos. Los viernes se elaboran tapas de los distintos lugares, ocho diferentes para deleitar a los padres que acuden a recoger a sus hijos. Ese último día de la semana también se hace la entrega de medallas tras los resultados de la semana. "Lo que se vive aquí es muy intenso, hay que destacar el valor humano de toda la gente que forma el campamento y la filosofía del mismo, hay mucho trabajo detrás y todo eso hace que la experiencia merezca la pena", comenta Garrote.

Para los alumnos, es tan solo el inicio de lo que puede ser un futuro entregado a la cocina, "les puedo enseñar pero lo que ellos aportan es mucho", detalla el chef. Hay que destacar que al campamento acuden ojeadores del programa televisivo, para llevar al casting a posibles participantes, así como se presentan, algunos días, antiguos concursantes, tanto de la edición de adultos como de la junior. Además de Valencia, hay otras tres escuelas de este tipo en el país, situadas en Cádiz, Burgos y Girona.