La nueva consejera de Sanidad visitará mañana el municipio de Alcañices para recibir de los alcaldes alistanos el malestar provocado por la precaria situación de los consultorios rurales. La salud preocupa y mucho en Zamora; un problema que entronca directamente con el reto demográfico. Sin embargo, estas dos no son las únicas cuestiones a las que el recién estrenado gobierno de la Junta de Castilla y León tendrá que hacer frente. Esta provincia ya puso deberes a los anteriores presidentes, pero nadie hasta el momento ha decidido abordarlos. Ahora, Alfonso Fernández Mañueco recibe la patata caliente de un territorio cuyo sentimiento es el de estar muy alejado de Valladolid, a pesar de ser linderos. La presencia de la zamorana Isabel Blanco en el Consejo de Gobierno abre la puerta a la esperanza, pero los años de incumplimientos y espera obligan a mirar con recelo. Esta es la tarea pendiente que tendrá que realizar el equipo formado por Partido Popular y Ciudadanos.

Sanidad.

La Sanidad es, probablemente, el mayor problema de futuro al que se enfrenta la provincia de Zamora. Los incidentes se reproducen por toda la geografía y cada día se alza la voz desde un lugar diferente: Sanabria, Aliste, Benavente... Los alcaldes piden un servicio público de calidad; nadie quiere ser ciudadano de segunda por vivir en su propio pueblo. Por ello, la exigencia que desde hace tiempo se le traslada a la Junta de Castilla y León es la de reforzar con medios humanos y materiales cada consultorio que exista hasta en el municipio más pequeño. Y es que la falta de profesionales hace mella en el servicio y se nota, especialmente, en épocas como la estival, cuando las localidades incrementan población, pero el número de trabajadores es más limitado. A esto habría que añadir, en lo concreto, las 4.000 quejas remitidas por parte de los zamoranos sobre las deficiencias en el servicio de Oncología del Hospital Virgen de la Concha. Sin duda, dos grandes caballos de batalla para el nuevo gobierno autonómico.

Despoblación.

En esta época en que está de moda aquello de la transversalidad, se podría decir que la despoblación es el problema más transversal de cuantos afectan a Zamora en lo tocante con la Junta de Castilla y León. Es más, la despoblación es el núcleo desde donde ramifican el resto de obstáculos que agravan la situación de esta ya de por sí desfavorecida provincia. Pero, ¿cómo atajar el problema? Desde hace años, el territorio zamorano reclama un servicio básico para atraer empresas y negocios, que a la postre significaría el primer paso para fijar población. Internet. La cobertura móvil llega a duras penas a ciertos puntos comarcales, la TDT sigue siendo una quimera en según qué pueblos y el acceso a la red global se antoja un sueño imposible para centenares de ciudadanos. Alfonso Fernández Mañueco prometía en campaña electoral destinar 130 millones de euros para que la cobertura móvil, la televisión digital e Internet llegaran a cada punto de Castilla y León. A buen recaudo, los zamoranos estarán pendientes de este brindis.

Agricultura y ganadería.

En las negociaciones que se están llevando a cabo en este momento respecto a la PAC post 2020, la Junta de Castilla y León se ha erigido como principal azote contra los recortes presupuestarios que se encuentran sobre la mesa. No es para menos. En su visita a Zamora durante la campaña, Fernández Mañueco defendió que la postura regional pasaba porque los agricultores no perdieran ni un solo euro respecto a lo que actualmente están percibiendo. Y eso es mucho decir para una provincia eminentemente agrícola como es Zamora. Política Agraria Común al margen, la realidad es que hay varios problemas que afectan al sector agroganadero local. Aunque, quizá, el que más ruido hace es el del lobo. Son muchos años de lucha por parte de las organizaciones agrarias para que la Junta de Castilla y León aborde un asunto tan serio como es el de los ataques a los rebaños. Reclamaciones que van desde la elaboración de un mapa de peligrosidad hasta la financiación de los seguros que los ganaderos tienen que concertar para poder estar relativamente tranquilos si se produce una lobada. El zamorano Jesús Julio Carnero, nuevo titular de Agricultura, tendrá que lidiar con esta y otras problemáticas.

Dotaciones.

La capital espera desde hace muchos años varios proyectos dependientes directamente de la Junta de Castilla y León. Por ejemplo, solucionar de una vez por todas el agujero creado en la antigua Universidad Laboral. Allí, finalmente, se va a construir el demandado Conservatorio Profesional de Música, aunque no será hasta 2023 -por lo menos- cuando los zamoranos podrán disfrutarlo. Además, está pendiente levantar un centro cívico y también se le exige a la administración regional colaboración en la financiación del nuevo parque de bomberos. Pese al cambio de Herrera por Mañueco, el consejero de Fomento seguirá siendo Juan Carlos Suárez Quiñones, por lo que todas estas dotaciones se corresponden con su cometido. A toda la lista anterior habría que añadir, por último, la construcción del nuevo centro de salud Parada del Molino, una obra que se remonta once años en el tiempo y de la que ya hay proyecto, aunque todavía no se ha hablado de plazos.

Infraestructuras.

Hay una tarea pendiente que se le acumula a la Junta de Castilla y León desde hace tiempo: la carretera de Porto. Se trata de un tramo de 22 kilómetros cuyas obras ya han comenzado, aunque el periodo estimado de realización alcanza los 16 meses. Además, en materia de infraestructuras y también en esta comarca, habría que añadir el corredor entre Puebla de Sanabria y Braganza; una carretera ampliamente demandada y cuya situación pareció desbloquearse a principios de este 2019 tras una reunión entre autoridades de ambos países. El objetivo es que este eje sirva de bisagra internacional y que el nordeste trasmontano pueda acceder de manera rápida y segura a la estación del AVE de Otero de Sanabria.

Patrimonio.

La Junta de Castilla y León dio portazo el pasado mes de febrero a la financiación de la totalidad del Museo de Semana Santa y desde entonces no ha comunicado en qué medida colaborará con un proyecto en el que Zamora necesita que se implique. El nuevo edificio será un gran revulsivo para el turismo, por lo que la participación regional se antoja imprescindible.