Zamora 10 cumple dos años desde que la iniciativa se puso de verdad en marcha, en verano de 2017. En este tiempo, marcado por las disputas y reconciliaciones con las administraciones, la asociación, que comenzó siendo "empresarial" para después convertirse en "asociación para el desarrollo", ha conseguido poner en marcha la Escuela Nacional de Industrias Lácteas que, en colaboración con la USAL, ya impartirá un máster el próximo curso. Recientemente Zamora 10 le ha dado un lavado de cara al proyecto creando el documento "Zamora 10+", que profundiza en las ideas iniciales, descarta intervenir en algunas (como el Museo de Semana Santa) y propone nuevas líneas de actuación (Monte la Reina). El gerente de Zamora 10, Francisco Prieto, hace balance en esta entrevista.

-Están a punto de cumplirse dos años desde su contratación como gerente de Zamora 10 y desde que la iniciativa echó a andar de manera definitiva. ¿Qué balance hace de estos 24 meses al frente de la oficina?

-En líneas generales bueno, aunque llevamos una temporada diciendo que es un poco agridulce. Sabíamos que este proceso no podía ser rápido, pero la realidad es que todo ha sido más lento de lo que nos hubiera gustado. Con todo, ahora vemos que el tiempo no se ha gastado, que se ha invertido. Hemos explicado, convencido, demostrado que no éramos nada raro, que estamos aquí para trabajar por Zamora. Son dos años, además, que hemos trabajado con iniciativa privada, sin recibir un euro de dinero público. Hemos demostrado que estamos aquí por algo y que no tenemos intereses ocultos. Tendríamos que haber sacado algún proyecto más que el de la Escuela Láctea, pero hemos tenido muchas reticencias que ahora empezamos a salvar.

-Luego iremos a la Escuela de Industrias Lácteas. Da la sensación de que las relaciones con las instituciones han mejorado después de las dos elecciones que hemos pasado.

-Son mucho mejores. En ambas elecciones hemos estado quietos, sin hacer declaraciones, y con eso hemos demostrado que no estamos en política, que no queremos entrar a ese debate. Los socios fundadores han podido posicionarse o no, pero Zamora 10 no ha intervenido. No queremos interferir. Nuestro objetivo es trabajar para que Zamora crezca y después de las elecciones nos ven de otra manera. Queremos ayudar, no entorpecer. Dicho esto, las relaciones son mejores por otras razones también. El cambio en la Diputación ha sido muy importante...

-Usted repetía que el problema con la Diputación era "de personas". ¿Era con la anterior presidenta?

-Era con ella. Con el PP no hemos tenido ningún problema, ni en el Ayuntamiento ni en la Junta. Pero en la Diputación...

-¿Por qué?

-Pues no lo entiendo. Pedí explicaciones y la mayoría de las que me dieron iban en la línea de que existían recelos a que hubiera alguna candidatura política encubierta... Nunca lo he entendido. En el Ayuntamiento también han mejorado las relaciones, y eso que nunca hemos tenido problemas. Ahora notamos que todo fluye más. La última reunión del Consejo General fue incluso agradable, cada uno con sus ideas pero todos mirando en la misma dirección.

-Hablemos de la Escuela Láctea. La Fundación que se creó ya está inscrita en el registro oficial. ¿Qué pasos se darán ahora?

-Se inscribió el viernes de la semana pasada, ya tiene entidad jurídica propia. Ahora vamos a empezar a reparar la planta quesera que hay en el Alfonso IX que lleva años sin usarse, y la Junta Directiva está ya trabajando en muchas cosas. Este proyecto ya "anda solo" y nos ha servido para ver lo que se debe hacer y lo que no. Nos hemos dado cuenta de que las reuniones de veinte personas sirven para poco, se avanza poco, porque hay que dar espacio a todos los que participan y nos enredamos en asuntos que a lo mejor son menores. Cuando el proyecto está definido tenemos que juntarnos cinco o seis personas. Con la escuela lo hicimos así, y fuimos dando los pasos que al final nos han llevado a la situación actual.

-También fue importante la colaboración de expertos en el tema para redactar el proyecto definitivo.

-Sí. Cuando lo teníamos pensado nos dimos cuenta de que ninguno lo podíamos redactar, contratamos a un experto que nos lo documentó y a partir de ahí fue todo como la seda. En otros proyectos tendremos que recurrir a esta misma vía, a que alguien con más experiencia nos ponga la propuesta "sobre el papel" desde el punto de vista técnico para seguir avanzando.

-Es la fundación creada la que rige la Escuela Láctea. ¿Zamora 10 está ya desvinculada?

-Yo sigo siendo secretario de la nueva fundación para hacer la transición, el proceso de registro... pero las decisiones las toma ya la Junta Directiva, que es la que tiene que posicionarse sobre los cursos, el nuevo máster, la decisión de reparar la planta quesera... Nosotros opinamos, porque hemos sido los que la hemos puesto en marcha, pero ya no decidimos.

-¿De dónde va a salir la financiación de la escuela?

-Los propios patrones de al fundación ponen dinero. De hecho, para crear la fundación hay que poner 30.000 euros que han puesto las empresas del sector, y eso hay que valorarlo. Hay empresas que nos han dicho que ayudarán a montar la planta quesera, el laboratorio para las prácticas o a financiar algún curso. Y luego está el hecho de que los patrones han decidido que se cobre una matrícula por estos cursos. Será un precio razonable y se buscarán incluso empresas para becar a los estudiantes, pero la realidad es que se valora más lo que cuesta dinero que lo que no. Así conseguimos que el curso se valore más y, también, filtramos a gente que se apunta a esto como se apuntaría a cualquier otra cosa.

-Cuando presentaron el nuevo documento "Zamora 10+" apuntaban además que hay dos proyectos "encarados", como son la Marca Zamora y la app turística provincial. Vamos por partes. ¿Cómo está el proyecto de la marca?

-Se va a hacer un concurso. Primero, la licitación la va a hacer Zamora 10, porque es complicado que lo hagan ellos por trámites burocráticos. Y después, creemos que la marca tiene que ser propiedad de una administración, y en ello trabajan los técnicos de Ayuntamiento y Diputación, en ver cómo hacemos para donarla una vez esté elegida. Cuando se solventen estos dos puntos será un gran avance.

-¿Un concurso?

-Sí, planteamos un concurso internacional con un premio de 10.000 dólares al ganador. Lo que buscamos no es ya la idea, porque estamos convencidos de que cualquier zamorano podría darla. Buscamos que las empresas del sector se interesen, que busquen qué es Zamora. Hacer publicidad, en definitiva. Las empresas van a pelear, van a dar ideas, a buscar qué es Zamora y cómo promocionarla. Una vez esté hecha, la marca se donaría a una administración, Ayuntamiento o Diputación. Tienen que ponerse de acuerdo para saber quién la recibe y el procedimiento para hacerlo. El coste de la marca, realmente, es poco. La cuestión es mantenerla, darle un sentido.

-¿De dónde va a salir ese dinero del que habla?

-Pues inicialmente de las administraciones. Es una cantidad pequeña. El otro día se puso sobre la mesa que alguna entidad privada colaborara y puede ser que sea así.

-¿Y al app?

-Está diseñada, lo ha hecho una empresa tecnológica de León. Se complicó porque los ayuntamientos de Benavente, Toro y Puebla de Sanabria quisieron participar y hubo un momento en el que era imposible cuadrar agendas. Es un proyecto fácil e importante. Va unido al de la marca, buscamos un criterio único para promocionar Zamora.

-Hablaban también de proyectos a reformular. Parece directamente imposible que el románico de Zamora sea Patrimonio de la Humanidad.

-La Unesco ya no da esos galardones. Hay un problema de saturación. Entre Francia, Italia y España coparían la Unesco en los próximos años y ahora las declaraciones se dan a otro tipo de bienes "más completos". El Ayuntamiento ya trabajaba en presentar un proyecto más global de ciudad. No solo el románico, también el modernismo, la gastronomía, la cultura... Vamos a trabajar en esa línea.

-El Mercado de Abastos enfrió mucho las relaciones con el Ayuntamiento. ¿Están las diferencias ya superadas?

-Nos enredamos en el asunto del supermercado en la planta baja. Nosotros lo que decimos es que el Mercado tiene que ofrecer una compra completa, el usuario quiere ir al mercado y comprar de todo. Pedimos que en la planta baja se deje espacio, para lo que sea. Había varias soluciones. Una, un supermercado, pero con productos que no hagan competencia a los industriales y de una empresa que colaboraría al mantenimiento del mercado porque pagaría una cuota. O también que fueran los propios industriales los que pusieran ese negocio. Y consideramos fundamental el servicio a domicilio, máxime en una población tan envejecida como la que hay en Zamora. El concepto de "mercado cultural" lo tenemos, pero tenemos en cuenta dónde estamos. Si estaría bien tener una sala "polivalente" que pudiera acoger la presentación de vinos, alguna exposición... Lo que vemos clave es no llenar la planta baja con la maquinaria, que se puede soterrar en un lateral del mercado.

-¿Qué futuro le espera a Zamora 10?

-Cuando nace, Zamora 10 se pone un plazo de cinco años. Nace con una vocación temporal. No es la solución. La solución hay que buscarla en las administraciones, en las asociaciones ya constituidas y en la propia sociedad civil. Nuestro trabajo es lanzar los proyectos. El proyecto de la Escuela Nacional de Industrias Lácteas ya está hecho y ya anda solo. Cuando la marca y la app estén en marcha nuestro trabajo habrá acabado. Proyectos que tenemos ahora, como la oficina de captación de empresas o el centro de estudios de español para extranjeros... tienen que tener una estructura que dependa de las administraciones. En un año, máximo dos, Zamora 10 tiene que haber dado el paso a alguien que lidere los proyectos que estén en marcha. No tiene sentido que tenga vida más allá.

-El año pasado decía, en una entrevista como esta, que si, una vez sacada adelante la Escuela, se encontraban las puertas cerradas, tocaba replantearse el futuro. Ahora le veo bastante más confiado.

-Es que el año pasado teníamos demasiadas reticencias. Sacar la propia escuela nos costó mucho. Impulsar la fundación ha sido una tarea muy complicada. Ahora soy más optimista, tenemos otro trato con las administraciones y vemos a la ciudadanía más cercana a nosotros. Hay proyectos que salen de la propia población, no de Zamora 10, que a nosotros nos llegan en las mesas de trabajo. Sí, soy más optimista que el año pasado pero insisto, el futuro pasa por tener claro que Zamora 10 es temporal. Después tendrán que seguir o las administraciones o las organizaciones empresariales.

-Crear una comunicación más fluida con las administraciones y ser mejor vistos por la sociedad... Ha costado mucho, ¿cierto?

-Muchísimo. Hemos aprendido a convencer, a tener paciencia, ser constantes. Puede que nos hayamos equivocado en algunas cosas, pero tenemos claro que lo que estamos haciendo es bueno. Puede que no sea todo lo bueno que pensamos, pero no es malo. Uno de los éxitos que hemos tenido es el de despertar conciencias. La gente está ahora más interesada en el futuro, en discutir y pelear por el futuro de Zamora. El tema de la despoblación es un ejemplo. Hace un par de años no teníamos la conciencia de que fuera tan grave.