Un trabajo que no pierde vigencia a pesar del tiempo transcurrido. Así es el último libro de Herminio Ramos, publicado por la editorial Semuret y que, bajo el título de "Arquitectura del Renacimiento de Zamora", recoge la memoria de licenciatura del reconocido cronista de la ciudad, que presentó en 1962 tras finalizar la licenciatura de Filosofía y Letras en la Universidad de Madrid.

En su presentación, que tuvo lugar en el salón de actos de la Biblioteca Pública del Estado, el propio Ramos rememoró sus años de estudiante universitario y cómo un joven de Zamora se "enfrentó" a la gran capital madrileña, recordando con cariño el apoyo recibido por gente como el conserje de la facultad, Julio, quien le guiaba por los pasillos para que no se perdiera durante sus primeros días de clase.

Palabras de gratitud eterna tuvo también para el doctor Diego Angulo Íñiguez, quien fue el encargado de dirigir este trabajo sobre el renacimiento de la provincia. Un tema sobre el que le animó a profundizar, cuando el joven Herminio le propuso un trabajo sobre su lugar de origen y del que se sorprendió gratamente cuando le llevó el primer borrador, al que apenas había que modificar. Tan encantado quedó con el trabajo de su alumno que le solicitó poder utilizar este estudio para sus clases, cesión que obtuvo sin objeción.

"Si observamos el mapa de Zamora, saltan a primera vista dos grandes corrientes de agua que discurren, una, el Duero (...) A pocos kilómetros de Zamora y aguas abajo del Duero, recibe este las aguas de uno de sus afluentes más caudalosos, el Esla". Estos son las primeras frases del trabajo, que comienza situando geográficamente a la provincia para después hablar de la estructura geológica y los materiales de construcción, las características del Renacimiento, el estilo arquitectónico en España y en Zamora o sus principales influencias, con sus arquitectos y decoradores. Los edificios religiosos y civiles, tanto en la capital como en la provincia, completan esta investigación de más de 130 páginas.

El historiador Pablo Peláez Franco se sintió halagado por presentar el libro de Ramos, a quien dedicó un tierno discurso en el que desarrolló un breve resumen de la intensa vida del autor, desde su papel como impulsor de la Feria de la Cerámica en las Fiestas de San Pedro hasta su labor como consejero provincial de Bellas Artes y su profesión de docente, que finalizó como director del colegio Juan XXIII, donde se jubiló. "También es tertuliano, paseante y modelo de estatua", añadió con una sonrisa.

Herminio agradeció estas palabras y reconoció que "la vida nos arrastra y nos va marcando, yo solo procuro seguir el ritmo", al tiempo que anunció, imparable, que su siguiente libro "está en marcha".