Nació en San Sebastián, pero se siente un zamorano más. No en vano, lleva más de treinta viviendo en la provincia. El escultor Daniel Lorenzo Goñi ha recopilado en la sala de exposiciones de La Encarnación una serie de obras, expuestas hasta el 20 de julio, con las que repasa casi 25 años de trayectoria.

-"Al filo de la emoción", un título sugerente para una exposición. ¿De dónde surge este título?

-Este nombre refleja lo que siento, porque cada pieza que expongo es una emoción. Refleja el momento que vivo y siento a la hora de realizar cada obra.

-Se trata de una muestra en la que hace un repaso a gran parte de su trayectoria, a muchos años de trabajo.

-Sí, de hecho, hay bocetos de hace 25 años, pero actualizados. Mi escultura está en constante evolución, como si fuera algo orgánico. Nunca la llego a terminar. Cuando estoy en el taller, de repente veo una pieza ya hecha de la que quiero destacar una forma, y me pongo a trabajar de nuevo en ella. Son como plantas, siempre están creciendo. No puedo decir que empiece y termine una obra porque siempre están evolucionando.

-La sensación que transmite la exposición es sobre todo de fuerza, de mucha emoción en cada pieza.

-En la muestra se pueden ver dos líneas de trabajo; una que es más dramática, más orgánica, con mucho movimiento; y otra más congelada, con formas cóncavas y convexas, lisas y muy pulidas.

-¿Se puede decir que deja un poco de usted en cada escultura que realiza?

-Lo dejo todo de mi, no solamente un poco. Como quien escribe un diario, yo plasmo mis sentimientos a través de la forma. No me planteo nada cuando empiezo a hacer una escultura... simplemente siento y hago. Son emociones hechas forma. Así, la escultura "Atlas", por ejemplo, muestra una emoción y un sentimiento que todos hemos tenido. Hay una lágrima en cada una de las esculturas en las que trabajo.

-¿Cuál es su fuente de inspiración a la hora de realizar sus piezas?

-Me baso principalmente en la naturaleza, en las formas orgánicas y en las plantas. Siempre he seguido esa línea. Y según mis emociones, puedo cambiar la herramienta con la que trabajo, el estilo y la forma de las piezas.

-¿Cuál diría que es la pieza más destacada? ¿Cuál sería su obra predilecta?

-Imposible escoger una porque todas son un reflejo de las emociones de un tiempo que he vivido. Aunque la que más me gusta, por la emoción que puse a la hora de realizarla, es quizá "Esperanza". Y es que se trata de una pieza que toca el tema de los enfermos de cáncer y que resume una experiencia que me han tocado vivir de cerca y que está ahí concentradas.

-¿Cómo definiría su estilo? ¿Cuáles son sus principales influencias?

-Realmente no sabría cómo definirlo. Me gusta mucho el arte de principios del siglo XX y los modernistas, por ejemplo. También la mitología. A través de ella cuento muchas de mis historias, porque sus relatos siguen siendo muy actuales ya que hablan de las mismas sensaciones y emociones que se siguen teniendo hoy en día. Son atemporales. Y de eso trata la escultura que hago. Intento que sea atemporal.

-¿Qué respuesta está recibiendo del púbico que viene a ver la exposición? ¿Qué sensaciones le están trasmitiendo?

-Estoy alucinado con la reacción de la gente de la calle. Está gustando muchísimo. Hacía nueve años que no organizaba una exposición en Zamora y no sabía cómo iba a reaccionar la gente. Algunos visitantes han salido muy emocionados, algo que me ha sorprendido, ya no solo porque haya gustado, sino por ver la emoción en sus rostros. Aunque la exposición se llama "Al filo de la emoción", no planeamos que el público tuviese esa reacción. Lo escogimos porque era un reflejo de mis propias emociones... No sabía que se iban a transmitir de esa manera a la gente. Esta sensación es lo que más puede llenar a un escultor. Eso y vender para seguir adelante.

-¿Es difícil vivir siendo escultor? ¿Se puede sobrevivir siendo artista en Zamora?

-Es muy complicado. Vivir del arte es duro. En Zamora tengo clientes y gente que me apoya, pero por parte de las administraciones; cero absoluto. No apoyan el arte. O al menos a mí. La excusa de la crisis no vale siempre. Se pueden hacer muchas cosas en Zamora porque hay artistas que son realmente buenos. El problema es que la mayoría tenemos que salir fuera de la provincia para poder vender. Llevo viviendo más de treinta años en Zamora y a penas me conocen. En el caso de las administraciones, aunque sí que saben de mi desde hace muchos años, no me apoyan lo suficiente. He presentado muchas propuestas, hasta talleres para niños, pero por ahora las han ignorado.-

-¿Es Zamora una ciudad de artistas? ¿Es una ciudad donde se aprecia el arte?

-Zamora tiene una media de artistas mayor que en Madrid, según la relación de habitantes. Artistas buenos y reconocidos internacionalmente. Aunque no nos lo creamos, hay gente muy buena, la hay y la habrá, pero se ponen las cosas muy difíciles para sobrevivir aquí.

-¿En qué proyecto nuevo está trabajando?

-Será en Francia, que es el mercado donde me suelo mover bastante. Allí llevaré dos o tres esculturas porque la logística es bastante complicada, ya que cada pieza pesa varios cientos de quilos. Además hay muchos gastos. No me dedico a esto por afición. Esto una profesión como otra cualquiera.