La provincia sigue sufriendo la primera ola de calor del verano. El día de San Pedro transcurrió entre temperaturas muy elevadas y, a las seis de la tarde, los valores máximos rozaron los 39 grados, según los datos de observación de la Agencia Estatal de Meteorología. Esta situación meteorológica condicionó las actividades festivas y provocó escenas típicas en estos casos, como la presencia de paraguas para paliar el efecto del calor o la proliferación de abanicos en las calles.

Estos cuidados contra los perjuicios de las altas temperaturas comenzaron bien pronto, y es que a eso de las doce de la mañana la ciudad ya superaba los treinta grados. En las horas centrales del día, los valores oscilaron entre los 35 grados y los 38,5, hasta que, con la caída del sol, volvieron a dar un respiro.

Esta situación se prolongará durante la jornada de hoy, aunque las previsiones ya indican que las temperaturas máximas bajarán ligeramente, hasta los 37 grados. Esto no impedirá que la Agencia Estatal de Meteorología mantenga la alerta amarilla en la provincia, en lo que se prevé que sea la última jornada de la ola de calor.

Eso no quiere decir que los zamoranos vayan a tener que recuperar la chaqueta, sino que los valores máximos se situarán en las temperaturas normales de la época estival con el arranque del mes de julio. Para mañana, la previsión es que los termómetros alcancen los 33 grados en su punto álgido de calor, una situación que se mantendrá, con pequeñas oscilaciones, a lo largo de toda la semana.

Este hecho afectará también a las temperaturas nocturnas, que bajarán tres o cuatro grados y facilitarán el descanso de los ciudadanos. Cabe destacar que, a lo largo de estos días, los valores mínimos se han situado cerca de los veinte grados, una circunstancia excepcional que se corregirá con el final de una ola de calor habitual en junio y que ha vuelto a llevar a Zamora hasta el umbral de los 40 grados, que nunca se ha superado a lo largo de este mes.