Las Misas Flamencas se han celebrado en Zamora desde hace varios años. Con seguridad, no menos de una veintena. Sin embargo lo que celebramos en los últimos años en San Juan, no es exactamente la ceremonia al uso. Se trata de una exposición, excelsamente llevada por su párroco Narciso Lorenzo sobre los momentos cumbre de la eucaristía. Dicho de otra manera, asistir a La Misa Flamenca no exime de cumplir con el precepto, ya que lo que se escenifica es una ilustración del sacrificio. Pero en ningún caso el sacrificio, lo que no quita que el acto sea, en lo artístico, exactamente igual de emotivo y espectacular que una misa flamenca cualquiera. De hecho los no muy duchos no sabrían apenas diferenciar.

Es esperable, como ha ocurrido siempre desde que se celebra este clásico acontecimiento -pórtico del magno Festival Flamenco de Zamora, en este caso, del cuadragésimo noveno- contar con una iglesia a reventar, desde mucho antes del evento, que será a las ocho y media de la tarde.

Estará ilustrada por dos excepcionales artistas extremeños. Manuel Pajares al cante y la maestría de la bajañí de Juan Manuel Moreno. Ambos han estado en Zamora recientemente en actuación privada para los integrantes de Amigos del Cante, donde recibieron elogiosas y abundantes felicitaciones.

Del pacense de Santa Amalia hay que resaltar su exquisita interpretación, su amplio conocimiento de los cantes, dándole esa característica de cantaor enciclopédico y cabal, como muy bien puso de manifiesto en el último Festival Internacional del Cante de Las Minas, destacando incluso por los cantes Minero Levantinos principales, como son las mineras y las cartageneras.

Estará acompañado por el contundente y artístico toque del guitarrista, también extremeño, de acompañamiento más importante del momento, Juan Manuel Moreno, muy conocido y valorado en nuestra ciudad por las diversa actuaciones de éxito que ha cuajado con diferentes artistas.

Preámbulo del XLIX Festival Flamenco de Zamora, a la altura del mismo: de campanillas.