Jaén, Granada, Santiago de Compostela, La Rioja, Ávila, Cáceres, Valladolid, Madrid o Castellón. Gran parte de la tradición del barro de España se muestra un año más entre las plazas Viriato y Claudio Moyano, donde se reparten los 82 alfareros y ceramistas que participan en la XLVIII edición de la Feria de la Cerámica y Alfarería Popular, una de las citas obligadas dentro de las Ferias y Fiestas de San Pedro.

Así se lo toma Ana Cortés, de la localidad cacereña de Arroyo de la Luz. Primero su suegro -que comenzó a venir desde la primera edición- y ahora ella con su marido, no se pierden ni un año esta visita a Zamora, de la que destaca "su gran cultura del barro" y donde la gente "no solo mira, sino que siempre compra", agradece. Los visitantes se paran con curiosidad en su puesto, donde hay una representación de lo que se hace en un pueblo con gran tradición alfarera. "Ahora solo quedamos tres, pero en su tiempo había más de noventa alfarerías. Nosotros somos los supervivientes", reconoce.

A pesar de la larga tradición de la feria, todavía hay participantes que se estrenan en ella, como es el caso de Jesús Sieira, de Sevilla, aunque, en su caso concreto, su "puesta de largo" es en la sección de alfareros, tras varios años participando como ceramista. En esta ocasión acerca a Zamora "piezas realizadas a torno, con una decoración poco tradicional". Así consigue piezas utilitarias pero especiales, como tazas, cuencos o ensaladeras, a las que hay que añadir macetas o floreros.

Sea como alfarero o como ceramista, este sevillano asegura que en su agenda está siempre apuntado este encuentro de profesionales del barro. "Es una feria muy bonita y con mucha tradición. Me gusta venir porque el público le tiene mucho cariño y se nota. Además, siempre se llevan alguna pieza. Aunque las ventas no sean muy altas, merece la pena venir", subraya.

Por supuesto, también hay un hueco para la alfarería zamorana y ningún año falta la de Pereruela, como la que cada año trae la familia de Bernardita Nieto. "La cazuela de Pereruela siempre se ha vendido en esta feria. Hay gente que viene sabiendo lo que quiere o otros que la descubren y se llevan alguna pieza", afirma.

Por eso es habitual ver a gente portando fuentes para asar el cordero o cazuelas para hacer un buen cocido o tazones para comer las sopas de ajo. "No hace falta que nos modernicemos", asegura esta vendedora, quien asegura que el secreto de este éxito reside en que "el barro le da un sabor diferente a la comida, no tiene nada que ver hacer un asado en estas bandejas que en las de acero inoxidable. Las de Pereruela le dan un sabor especial", destaca.

La tradición de la plaza de Viriato da paso a piezas más innovadoras en la vecina plaza de Claudio Moyano, donde se ubican los ceramistas, con piezas más decorativas. Suso Machón regresa treinta años después a esta cita desde Tudela de Duero (Valladolid), tras volver al trabajo de torno. El gres es su pasión, al que añade una decoración muy personal para ofrecer fuentes, jarras de cerveza o tazas de café. "Todos los que empezábamos a hacer cerámica buscábamos venir a Zamora", rememora de sus primeros años. "Era, y es, la feria más importante de Castilla y León", asegura. Su compañero José María Gil, de Trescasas (Segovia) vuelve por el ambiente y los amigos que ha hecho a lo largo de estos años, con sus piezas de torno que interviene después, realizando formas humanas o de animales, piezas que denomina "de estudio".