El gigante de Pedro Arias desfiló ayer por primera vez por las calles de la ciudad en un pasacalles, tras su incorporación al patrimonio de la familia de la asociación cultural Capitonis Durii que también estrenó una suite escrita por David Rivas.

Los mayores hicieron cola por la tarde para dar buena cuenta de la chocolatada, y los últimos de la tuvieron que apañarse sólo con churros, mientras que los más pequeños disfrutaron de juegos e hinchables en la Marina por la tarde. El karaoke de peñas, que tenía que comenzar ayer, se traslada a mañana y pasado por amenaza de lluvia.