El declive demográfico, lejos de remitir, se acrecienta. Los últimos datos hablan de una pérdida de población que, en Zamora, sitúa la cifra total de residentes en 173.649 personas a fecha de 1 de enero de este año. Se baja por primera vez desde que hay datos de la barrera de los 174.000 habitantes. Son 2.282 ciudadanos menos que un año antes. La media es una insostenible pérdida de seis personas cada día. A día de hoy es imposible saber cuándo parará esta tendencia, si es que para. Lo que es evidente es que, de momento, la cifra de población de Zamora no alcanza su suelo.

Las comparaciones con el 2014 y el 2009, hace cinco y diez años respectivamente, son si cabe más preocupantes. El 1 de enero de 2009 Zamora contaba con 194.924 habitantes. El declive demográfico era un hecho pero la situación no parecía preocupar tanto. Error, porque desde entonces la curva demográfica tiene cada vez más pendiente. En diez años Zamora ha perdido la friolera de 21.275 habitantes. La comparación con 2014 indica que se han perdido 12.752 habitantes desde el 1 de enero de 2014. Los últimos años son, por tanto, peores que los anteriores.

Por si fuera poco, los datos permiten aventurar un futuro poco o nada halagüeño. Las mayores pérdidas de población se han llevado a cabo en las franjas de edad más bajas. La mitad de los habitantes que ha perdido la provincia en la última década son personas de menos de treinta años. Especialmente sangrantes son los datos de las personas de entre 25 y 35 años. La provincia cuenta con unas diez mil personas menos de esta franja de edad. En esta franja de edad es donde más se nota la emigración por motivos laborales y eso se deja sentir en las estadísticas.

Al contrario, hay franjas de edad donde ahora hay más ciudadanos que hace diez años. Por ejemplo, y como ejemplo sintomático de la situación, sirva apuntar que hay 1.629 zamoranos con 90 o más años más que hace diez años. Si estos grupos de edad ganan población y los datos globales son tan malos como son, la situación solo pueden entenderse poniendo sobre la mesa una pérdida imparable de población joven. Los que se van son además los que estaban llamados a garantizar el relevo generacional en la provincia. Si ya tienen niños, los emigrantes se los llevan con ellos. Si todavía no los tienen, ya no los tendrán en Zamora.

Ya a nivel regional, Castilla y León contaba a 1 de enero de 2018 con 2.418.556 habitantes, una cifra que exactamente un año más tarde se había reducido hasta los 2.408.083 ciudadanos, es decir, 10.473 personas menos, lo que supone un descenso del 0,43 por ciento, algo que sitúa a la comunidad a la cabeza autonómica en pérdida de población en términos absolutos y entre las más destacadas en términos porcentuales. Por el contrario, la población en España aumentó en 276.186 personas durante 2018 y se situó en 46.934.632 habitantes a 1 de enero de 2019.

La comunidad perdió habitantes, sobre todo por el saldo vegetativo negativo, que fue de 14.199 personas, el segundo mayor en España por detrás de Galicia, donde el balance total de nacimientos menos defunciones fue de 15.854 personas. Por su parte, Castilla y León registró un saldo migratorio exterior de 7.925 personas, pero perdió 4.099 habitantes en favor de otras regiones.