El envejecimiento poblacional de Castilla y León constituye un enorme reto demográfico de futuro, ante la falta de relevo generacional y la merma cada vez más acusada del número de habitantes de la comunidad. La tendencia de los últimos años no cesa y en 2018, Castilla y León fue la segunda autonomía con el peor saldo vegetativo, ya que se produjeron 14.199 fallecimientos más que nacimientos, según las cifras publicadas hoy por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Castilla y León solo mejoró el dato de saldo vegetativo Galicia, con un saldo negativo en 15.854 personas. Sólo tres autonomías registraron un saldo positivo, Madrid, que sumó 10.904 nacimientos más que muertes; Murcia, con 3.448, y Baleares.