Zamora registró durante el año pasado solo 895 nacimientos. Los datos provisionales, que acaba de difundir el Instituto Nacional de Estadística, arrojan la peor cifra de la serie histórica por lo que refiere a la provincia. Zamora baja por primera vez desde que hay datos de los 900 nacidos al año. Si en 2015 se perdió la barrera de los mil alumbramientos anuales, ahora se baja un escalón más. Solo Soria, con 606 nacimientos, registra menos actividad que Zamora.

Mientras, la edad a la que las mujeres tienen el primer hijo no deja de subir y se sitúa, según las últimas estadísticas, en los 31,83 años. Es también la cifra más alta de las que hay registradas.

Por lo que refiere a las cifras de defunciones, en 2018 perdieron la vida un total de 2.739 zamoranos. Solo contando lo que se denomina crecimiento demográfico de la población Zamora habría perdido casi dos mil habitantes durante el año pasado, una cifra ya de por sí inasumible pero a la que hay que sumar todas aquellas personas que se marchan de la provincia por motivos laborales o personales. Los datos demuestran, una vez más, que la sangría demográfica no cesa.

A nivel regional, el envejecimiento poblacional de Castilla y León constituye un enorme reto demográfico de futuro, ante la falta de relevo generacional y la merma cada vez más acusada del número de habitantes de la Comunidad. La tendencia de los últimos años no cesa y en 2018, Castilla y León fue la segunda autonomía con el peor saldo vegetativo, ya que se produjeron 14.199 fallecimientos más que nacimientos, según las cifras publicadas hoy por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Castilla y León sólo mejoró el dato de saldo vegetativo Galicia, con un saldo negativo en 15.854 personas. Sólo tres autonomías registraron un saldo positivo, Madrid, que sumó 10.904 nacimientos más que muertes; Murcia, con 3.448, y Baleares, con 1.946. Melilla y Ceuta también sumaron, 838 y 445, respectivamente. Por el contrario, el saldo fue negativo también en Asturias (7.503); Valencia (7.417); País Vasco (5.685); Cataluña (4.396); Aragón (4.131); Castilla-La Mancha (3.671); Extremadura (3.625); Andalucía (2.292); Cantabria (2.288); Canarias (1.478); La Rioja (877); y Navarra (427). El saldo global en España fue negativo en 56.262 personas.

El saldo vegetativo fue negativo en todas las provincias de la Comunidad, con especial incidencia en León, con 3.670 defunciones más que nacimientos, seguida de Salamanca, con 1.929 y Zamora, con 1.844. Asimismo, en Burgos murieron 1.648 personas más de las que nacieron; en Valladolid, 1610; en Palencia, 1.189; en Ávila 1.048; en Segovia, 714 y en Soria, 547.

Saldo positivo para los extranjeros

Los datos de Movimiento Natural de Población e Indicadores Demográficos Básicos del INE refleja que el año pasado nacieron en Castilla y León 15.031 pequeños frente a los 29.230 fallecimientos. En este sentido, cabe precisar que los nacimientos de madres foráneas ascendieron a 12.975, mientras que las defunciones de nacionales sumaron 29.021, lo que supone un saldo vegetativo negativo en 16.046 personas. Por el contrario, las madres extranjeras parieron a 2.056 bebés, mientras que sólo se contabilizaron 209 defunciones entre el colectivo de foráneos, que aportó un saldo vegetativo positivo en 1.847 personas.

Evolución y provincias

La cifra de nacimientos en Castilla y León fue ligeramente inferior a la del año anterior, cuando se contabilizaron 15.509, con un descenso del 3,1 por ciento, la segunda bajada menos pronunciada entre las autonomías, donde meró en todas y sólo peor que la de Baleares, con un menos 0,4 por ciento. La media nacional de variación de nacimientos fue del menos 6,1 por ciento, y la autonomía con peor dato fue Galicia, con un menos 10,3 por ciento. El número de nacimiento de la Comunidad se alejó sin embargo bastante de la cifra de 2010, cuando se produjeron 20.486, el número más elevado que facilita el INE en una serie quinquenal desde 2000.

El informe publicado hoy indica que el número de hijos por mujer en Castilla y León se situó el año pasado en 1,14, inferior a la media para el conjunto de las autonomías, con un indicador de 1,25. Castilla y León mejoró el dato, no obstante, de Canarias (0,97); Asturias (1,03); Galicia (1,04) y Cantabria (1,12); aunque se alejó de las autonomías con mejores tasa, Murcia (1,53); Navarra (1,39) y País Vasco y Andalucía (1,3 en ambos casos). El número de matrimonios ascendió a 7.144 en la Comunidad, un 6,7 por ciento menos que el año anterior.

En cuanto a los fallecimientos, 29.230 en Castilla y León, avanzaron un 0,9 por ciento respecto al año anterior, por encima del 0,4 por ciento de la media nacional. La cifra es similar a la que se registró en 2015. Por autonomías, crecieron más las defunciones en Canarias, 5,7 por ciento y La Rioja, 5,1 por ciento; mientras que bajaron un cuatro por ciento en Castilla-La Mancha, y un 3,4 por ciento en Murcia.

La tasa bruta de mortalidad de Castilla y León, es decir, el número de fallecimientos por cada 1.000 habitantes, se situó en 12,1, sólo por detrás de los 12,9 de Asturias, donde se registró el mayor ratio. La media nacional se situó en 9,1 fallecimientos por mil habitantes, y la autonomía con el menor ratio fue Madrid, con siete.

Esperanza de vida

Los habitantes de Castilla y León están entre los de mayor esperanza de vida de toda España, con una media de 83,9 años en 2018, sólo por detrás de los madrileños, 84,8 años, y los navarros, 84,2. La esperanza de vida en la Comunidad, se situó por encima de la media nacional, de 83,2 años, una de las más altas del mundo.