Tras la constitución de los ayuntamientos, llega el momento del balance. A falta de que se resuelva la gobernabilidad de la Diputación, el reparto de poderes en el ámbito municipal ha quedado cerrado para los próximos cuatro años con la toma de posesión de los alcaldes que dependían de pactos. En la provincia de Zamora, el PP logró más de la mitad de los bastones de mando que requerían de una negociación para encontrar dueño, un éxito que refuerza a la formación dirigida por José María Barrios como la más poderosa del territorio, a pesar de que volvió a pinchar en los grandes núcleos.

Los resultados del 26 de mayo, unidos al trabajo posterior para conformar acuerdos, dejan al Partido Popular con 154 alcaldías en la provincia, cinco menos que durante el mandato anterior, pero aun así más del 60% del total. La formación de centro-derecha se apuntó 145 mayorías absolutas en las urnas y amarró nueve ayuntamientos a través de pactos, algunos de ellos de mucho peso, como Morales del Vino o Villaralbo, que regresan a manos del PP, y Villalpando, que sigue en poder de la organización dirigida por Barrios.

El crecimiento socialista

La segunda fuerza a nivel municipal sigue siendo el PSOE, que es además el partido que más crece en número de alcaldías. Los socialistas pasan de 48 a 57, tras conservar los ayuntamientos de Benavente, Toro y Puebla de Sanabria, y apuntarse algunos que se les resistían, como Tábara o Fuentesaúco. La parte negativa del balance para la formación dirigida por Antidio Fagúndez es la ausencia de mayoría progresista en la Diputación, a expensas de lo que decida Ciudadanos, y el desplome en la capital, que les aparta de la cuota de mando obtenida durante el bipartito 2015-2019.

Como tercera fuerza se ubica Ahora Decide, que suma 16 alcaldías, dos más que la misma marca en solitario cuatro años antes, pero cinco menos que la suma con Adeiza, el partido al que absorbió durante el mandato. Es justo decir que varios candidatos fuertes, como la regidora de Moraleja del Vino o de Roales del Pan, optaron por apartarse de la organización tras esta fusión, por lo que el balance para el proyecto queda equilibrado. La organización dirigida por José Luis Ferrero tiene mayoría absoluta allá donde gobierna, y es que no se llevó ningún ayuntamiento con pactos postelectorales.

En cuanto a Ciudadanos, los pactos tampoco le beneficiaron. El partido naranja fue clave en una gran parte de los acuerdos para otorgar bastones de mando, pero no cogió ninguno que no se hubiera ganado en solitario en las urnas. El partido naranja pasa de seis a cuatro alcaldías.

IU mantiene dos alcaldías

En el caso de Izquierda Unida, todo sigue igual. O casi. El balance es más que positivo solamente con la mayoría absoluta de la capital, aunque la formación dirigida por Miguel Ángel Viñas cambia la Alcaldía de Villaralbo por la de Belver de los Montes, un municipio de menor tamaño.

En cuanto a la irrupción de la ultraderecha, Vox se puede dar por satisfecho tras rentabilizar al máximo su único concejal en toda la provincia. El edil de la formación dirigida por Javier Alcina se convirtió en alcalde de Roales después de aglutinar todos los apoyos para evitar la investidura de Berna Miguel.

Precisamente, el partido de la ya exalcaldesa de Roales, Por Zamora, fue uno de los grandes perjudicados por los pactos postelectorales. Las uniones ajenas apartaron de la Alcaldía a la propia Berna Miguel y al candidato que se había impuesto en Carbajales de Alba. La formación de Macías se queda, de este modo, sin regidores municipales, al igual que UPL, que pierde el poder en Vallesa de la Guareña.

El resto de los ayuntamientos estarán gobernados por independientes. En total, catorce municipios serán gestionados por equipos de gobierno sin marca que les respalde, tres más que durante el mandato anterior. Ahora, toca olvidar los votos y trabajar.