A punto de finalizar 4º de la ESO en Zamora, Ismael Alonso Marcos (IES María de Molina), Noelia Crespo González (IES Claudio Moyano) y Carla Vaquero Sanz (Colegio San Vicente de Paúl) ya tienen sus miras puestas en el próximo curso. Ellos son los tres zamoranos becados por la Fundación Amancio Ortega para realizar sus estudios de 1º de Bachillerato en un instituto de Estados Unidos o Canadá, en lo que será una inmersión total en la vida, la cultura y la educación que se respira al otro lado del Atlántico.

La hermana de Ismael Alonso, Irene, fue quien le animó a presentar la solicitud, ya que ella también disfrutó de esta beca en Carleton Place (Canadá) en el curso 2017-2018. "Viendo lo mucho que disfrutó la experiencia y lo bien que se lo pasó, también decidí probar", reconoce.

Ha pasado el proceso de selección, donde apunta que lo más complicado fue la entrevista con los miembros de la beca, "simplemente por los nervios que tienes antes de hacerla y porque si cometes un error, no puedes arreglarlo", asegura.

Ya le ha dado tiempo a bajar de la "nube" a la que subió cuando recibió la noticia de que era uno de los 600 seleccionados de toda España para el próximo curso. "Después me he puesto a pensarlo más tranquilamente y han comenzado los nervios y las inquietudes. Pero, al final, el sentimiento principal es de alegría", subraya.

Una alegría que también comparten tanto su familia como sus compañeros del IES María de Molina. "Cuando me enteré de que había sido seleccionado, tenía a varios amigos míos a mi alrededor y se enteró toda la clase. Todos estaban muy contentos y me felicitaban, igual que mi familia. En el fondo, sé que están muy contentos, pero también pude ver algo de nerviosismo y tristeza, sobre todo con mis abuelas", detalla.

Sobre las expectativas que tiene de cara al nuevo curso, aspira a que los estudios no sean muy exigentes. "He oído mucho que el nivel es más sencillo", argumenta, aunque también tiene en cuenta que todo será en inglés, "así que, seguro que no podré relajarme", señala. "Tengo una leve idea de cómo será el ámbito social, porque conozco a gente que me ha contado cómo son las cosas allí. Pero, en el fondo, sé que cuando llegue, será distinto a cómo me lo esperaba", añade.

Por su parte, Noelia Crespo González cambiará las aulas del IES Claudio Moyano por las de un centro de Estados Unidos o Canadá con esta beca. "Se sabe que cuanto más idiomas conozcas, más puertas te abre la vida", sentencia con valentía la joven estudiante sobre su decisión a presentarse a estas pruebas. "Uno de los propósitos de esta experiencia es, lógicamente, aprender nuevas lenguas, pero no el más importante", asegura.

Y es que su objetivo está no tanto en mejorar a nivel académico como a nivel personal. "Quiero crecer, quiero aprender cosas nuevas de personas y lugares nuevos. Quiero ser diferente", resume. Más allá de las pruebas que ha ido superando para lograr esta ayuda, Noelia asegura que lo peor fue la indecisión y el miedo. "Antes de recibir los resultados, estaba de los nervios, quería gritar y correr por todos lados. Sabía que si me rechazaban no supondría ningún problema, pero quería ir", recalca.

El sueño se volvió realidad y en unos meses estará al otro lado del océano. "En cuanto me enteré de que era una de las becadas creo que, aparte de feliz, me sentí orgullosa. Y eso ha mejorado la confianza que tengo en mí misma", asegura.

Tras el verano habrá que hacer la maleta y de esa nueva etapa espera que sea un curso "lleno de experiencias, que me van a aportar muchísimas cosas. Para mí, es un mundo nuevo y estoy impaciente por descubrir todo sobre él. No sé exactamente qué pasará después, pero ¡menuda historia que me llevo!", se felicita.

La terna de becados zamoranos la completa Carla Vaquero Sanz, del colegio benaventano San Vicente de Paúl. "Personalmente, creo que es una oportunidad extraordinaria que no vuelva a tener nunca de poder vivir una experiencia increíble y empaparme de cultura que, a fin de cuentas, creo que será, junto a las personas que conozca, lo más valioso que me lleve", confía.

También recuerda como el momento más duro del proceso de selección la entrevista oral. "No se trataba de un examen al uso, en el que hay respuestas correctas e incorrectas", compara, asegurando que sus contestaciones estuvieron "cargadas de muchísimas ganas e ilusión y eso es imposible de maquillar".

Fue cuando más sentía que no sería una de las elegidas cuando le dieron la buena noticia. "Me parecía prácticamente imposible concebir que mis padres me fueran a decir que el próximo curso estudiaría a miles de kilómetros de casa", rememora. "Comencé a saltar de alegría, totalmente sorprendida. Creo que aún no soy consciente de lo que significa esta gran oportunidad y estoy muy agradecida a la Fundación Amancio Ortega", corresponde.

También agradecida a sus padres por el apoyo, Carla explica que estará "con los cinco sentidos" para aprender lo máximo posible "y, cuando sea mayor, ver ese año como un pedacito de mi vida increíble".