Sucedió primero con el mural "Dodecaedro flotante", realizado en los jardines de San Bernabé. La situación volvió a repetirse en el llamado "Rincón de la poesía de Zamora", en el mirador del Troncoso, pocas semanas después de ser inaugurado este mismo año. Los grafitis tardaron poco tiempo en hacer acto de presencia, desluciendo el trabajo que distintos artistas habían realizado. Ahora una sentencia condena al autor de los daños al mural de San Bernabé a pagar casi seis mil euros por "deterioro reiterado de la obra".

"Dodecaedro flotante", de los artistas Alejandro Pérez y David Sánchez, profesor de la Escuela de Arte de Cuenca y creativo de una galería de arte de Barcelona, respectivamente, ha sido objeto de actos vandálicos de forma reiterada durante los últimos años. Sucedió primero en una fecha indeterminada de 2017. Aquella vez, el mural, que apareció lleno de pintadas, fue restaurado por sus autores de forma gratuita.

Poco después, sin embargo, el mismo atacante volvió a realizar idénticos grafitis sobre el mural. En esta ocasión fue sorprendido por las fuerzas de seguridad garabateando los mismos nombres que había pintado en su primer acto vandálico, lo que ha ayudado a condenarle por reiteración en "la misma conducta".

Es ahora cuando el Juzgado de lo Penal número 1 de Zamora ha decidido sancionar a J. M. O. G. al pago de una indemnización que asciende casi a seis mil euros. El acusado ha sido condenado a abonar a uno de los autores del mural 2.975,17 euros y 2.800 euros en dos pagos "por daños morales y paternidad e integridad de la obra", a lo que hay que sumarle además una multa superior a los quinientos euros.

Precedente legal

Con el pago de esta multa, el autor confeso de los actos elude las penas que solicitaba la Fiscalía, que incluían la posibilidad de ingreso en prisión durante un periodo de18 meses.

La resolución judicial marca un precedente legal en lo que a delitos vandálicos sobre obras pictóricas, escultóricas o artísticas en espacios públicos se refiere, más expuestas a este tipo de actuaciones y que "quedan desprotegidas y degradadas prematuramente por este tipo de actos".

El mural 'Dodecaedro flotante' es uno de los varios que el Ayuntamiento de Zamora había pedido realizar a distintos artistas con el fin de adecentar espacios y rincones emblemáticos que reciben gran afluencia de turistas y que presentan un aspecto sucio y degradado.

Pero no han sido solo los murales los únicos objeto de actos vandálicos durante los últimos meses. Iglesias románicas como la de San Cripriano, o el mismo Castillo, han aparecido llenos de grafitis y pintadas, unos actos que han proliferado durante los últimos meses en la ciudad.

Tanto es así, que cuatro jóvenes decidieron poner en marcha un grupo que bajo el nombre de 'No Pintan Nada 2.0' intentan concienciar a los estudiantes sobre la importancia de mantener y preservar el patrimonio en contra de los actos que dañan los bienes artísticos más importantes de la ciudad.