Las campanas de la iglesia de Santa María de la Real de La Hiniesta anunciaban que los romeros se encontraban en las cercanías del pueblo. En los laterales del camino del cementerio se agolpaba los romeros y previamente cientos y cientos de personas desplazadas en coche desde la capital o desde municipios limítrofes, como un vecino de Arcenillas que este Lunes de Pentecostés optó por "acudir por primera vez a la romería de la Concha" en vez de ir a la cita con la Virgen del Viso sin olvidar los propios vecinos del municipio de Tierra del Pan, como Genaro, un jinete local que desde niño acude a recibir a la Virgen a caballo, una tradición que ahora comparte con sus hijos. El pendón, la cruz guía y varios sacerdotes, entre ellos Matías Pérez, Pedro Faúndez o Javier Fresco, se mezclaban con la charanga y autoridades locales y provinciales.

Un grupo de tamborileros y luego de gaiteros precedieron a la imagen de la Concha. Con las comitivas frente a frente comenzó el baile de los pendones por José Carlos Herrera, en representación de La Hiniesta, y por Zamora lo hizo el narrador José Luis Gutiérrez "Guti", quien desde hace un lustro no lo hacía.

Al intercambio de bastones de los alcaldes y el saludo de los sacerdotes le sucedieron la bienvenida coral a cargo de un grupo de mujeres de La Hiniesta para posteriormente recitar versos dos niños de Comunión de la población, aunque tres eran los pequeños que recibieron a la Virgen con sus galas de recibir el sacramento. El primero en hablar fue Pablo González. Valeria Carvalho comenzó su recitación tras entregar un ramo para la Virgen. En un momento la niña se perdió y repitió las mismas palabras, lo que provocó la complicidad de los presentes que le dispensaron una ovación al concluir. Las intervenciones tocaron a su fin con una relación pronunciada por el vecino de Zamora, Ricardo Santamaría que llevaba en una de sus manos un sencillo ramo de espigas y amapolas.

Las dos comitivas ya unidas recorrieron la cuesta de acceso al templo, iglesia que la Concha rodeó mientras tocaban su canción y luego, en el atrio, le bailaron el pendón de La Hiniesta. Mientras que unos romeros participaban en la eucaristía, otros optaron por reponer fuerzas en las inmediaciones del templo, por bailar o consumir algo en las dos barras instaladas, a falta de bar, aunque el comentario general era que había "menos gente en el pueblo que otros años".

Tras la comida los romeros y cofrades emprendieron el regreso hacia Zamora, aproximadamente a las 17.30 horas, con estación en la ermita de Valderrey, donde los mayordomos del año agasajaron a los presentes y donde una mujer requirió de asistencia sanitaria tras sufrir un percance.

La romería prosiguió hacia el bosque de Valorio, paso que se recuperaba tras cinco años de regreso por las Vistillas, lo que hizo que decenas y decenas de zamoranos se desplazaran hasta el pulmón verde de la ciudad. A la llegada a Los Remedios se incorporaron responsables de la Junta Pro Semana Santa para en la calle del Riego hacerlo concejales del Ayuntamiento. En la plaza de San Antolín, antes de regresar la Virgen al templo, los músicos tocaron por última vez el del himno de la Concha.