Manuel Herrera

Zamora cuenta con un desfibrilador en lugares públicos por cada 4.059 habitantes. Así lo indica un estudio remitido por la empresa B+Safe, que ubica a la provincia por debajo de la media nacional y regional en la instalación de estos aparatos electrónicos que permiten restablecer el ritmo cardiaco normal a través de una descarga de alto voltaje. En concreto, el promedio en Castilla y León es de uno por cada 3.050 habitantes y el de España, uno por cada 2.000.

En el caso de la provincia de Zamora, el estudio revela que la provincia cuenta, en total, con 43 desfibriladores ubicados en espacios públicos. En Castilla y León son 767, lo que coloca a la región en el puesto undécimo del ranking de comunidades elaborado por B+Safe con los datos del 2018 como referencia.

Según este estudio, Madrid es la Comunidad Autónoma mejor cardioprotegida, con un desfibrilador por cada 753 ciudadanos, seguida de Extremadura, País Vasco, Navarra o Cantabria, todas ellas por debajo del ratio de un aparato por cada 2.000 habitantes. Del lado contrario aparecen Canarias, Andalucía, Asturias o La Rioja, que se ubica a la cola, de forma muy destacada, con un desfibrilador por cada 10.400 personas.

"A pesar de que todavía nos situamos lejos de los países más avanzados, en los últimos años la situación ha mejorado exponencialmente. Poco a poco, las comunidades autónomas han ido regulando la obligación de instalar desfibriladores en espacios públicos como centros comerciales, estaciones, aeropuertos, empresas, colegios, polideportivos, dependencias públicas... que han permitido aumentar el mapa de espacios cardioprotegidos", explicó Nuño Azcona, director general de B+Safe.

En la misma línea se manifestó el cardiólogo zamorano José Luis Santos, que subrayó que se debe tender a que haya un desfibrilador "en todos los lugares públicos de la provincia". Para este especialista en la materia, las plazas han de unirse a lugares como "cines, teatros o grandes almacenes" como ubicaciones en las que es pertinente contar con este recurso ante un posible accidente cardiovascular.

En ese sentido, Santos señaló que los desfibriladores son aparatos "facilísimos de utilizar" y "muy baratos", por lo que insistió en la idea de contar con ellos en espacios donde "pueden salvar vidas". A juicio del cardiólogo, el ratio por habitante "es lo de menos" y apeló a contar con estos aparatos en lugares estratégicos para que sean accesibles cuando sean necesarios para atender una necesidad urgente.

En cuanto al desconocimiento de las funciones de estos aparatos electrónicos por parte de un amplio grupo de población, José Luis Santos apuntó que, en vista de esta realidad, la próxima semana se instalará una carpa cardiológica en la zona de la Marina, donde uno de los objetivos será enseñar el uso de los desfibriladores a los asistentes a través de demostraciones.

El experto espera que ese conocimiento y concienciación cívica permita ampliar el número de espacios públicos cardioprotegidos, para que Zamora y el resto del país se pongan al nivel de otros lugares como Japón o Francia, donde la cifra de desfibriladores es mucho mayor. Aun así, los datos facilitados por B+Safe aluden a un aumento del 150% en el número de aparatos de estas características en el territorio nacional durante los últimos años.

No en vano, la obligatoriedad que empiezan a marcar algunas legislaciones se complementa con multitud de iniciativas privadas que están promoviendo la instalación de desfibriladores en espacios donde no se obliga por ley. "Eso ocurre porque han entendido que la disponibilidad de un desfibrilador ofrece un valor añadido a sus cliente y usuarios, dándoles una seguridad mayor en caso de que se produzca un accidente cardiaco", concluyó Nuño Azcona, director general de B+Safe.