La Asociación Etnográfica Don Sancho entusiasmó a las más de 300 personas que llenaron el Teatro Principal, en el estreno del espectáculo Ramo Verde, que sirvió para celebrar con honores el cuarto de siglo de vida de agrupación. Los responsables idearon una convincente historia, dramatizada por los miembros del grupo, que sirvió para reivindicar los valores del mundo rural y denunciar el abandono de los pueblos.

Como era lógico, la música y el baile se encargaron de tejer el argumento de esta especie de musical a la zamorana. Una joven, en la Zamora del pasado siglo, marchaba a la ciudad a servir, como tantas y tantas mujeres se han visto obligadas hace décadas. Temas clásicos como Ramo Verde, canción popular recopilada por el maestro Joaquín Díaz, se entremezclaron con otros clásicos como el Bolero de Algodre o Noche de San Juan, para recocijo de los espectadores, muchos de ellos familiares que quisieron arropar a los suyos en el coqueto Teatro Principal.

Los bailes típicos de la provincia, al ritmo de la flauta y el tamboril, fueron latiendo, con una exhibición de trajes y atrezo que mostraron la originalidad y buen hacer de Don Sancho. Se trataba de poner en valor los 25 años de vida de la asociación etnográfica, prologada por los murales que ya lucen desde hace semanas en el edificio de los antiguos Almacenes García Casado.

No hubo palabras sobre el escenario: solo música, baile y canto. Suficiente para rematar un guión que terminó con la joven del principio inmersa ya en el siglo XXI, donde sus padres vienen a recogerla para llevarla al pueblo, con la presencia icónica de un teléfono móvil. Emocionante y colorido homenaje a la música y usos tradicionales, que permiten tener esperanza en el futuro a través de la cultura. De hecho, la composición dramatizada Ramo Verde viene a denunciar el olvido de los pueblos y a reclamar un futuro para los muchos ciudadanos orgullosos de habitar el medio rural.