El humorista Luis Piedrahita regresa esta noche, a las 21.00 horas, al Teatro Ramos Carrión.

-"Las amígdalas de mis amígdalas son mis amígdalas" es el título del espectáculo con el que regresa a Zamora. ¿Qué hay detrás de este título tan sugerente?

-Las amígdalas son la parte del cuerpo que uno enseña cuando se ríe. Cuando el público se ve poseído por las carcajadas, yo veo sus laringes desde el escenario. En el espectáculo no se habla de amígdalas en ningún momento. Hay que avisarlo porque mucha gente viene solo por si hay chistes sobre tejido linfoide y no quiero que se lleven a engaño.

-El año pasado ya vino a este teatro con esta propuesta, ¿en qué difiere con respecto a su anterior visita la propuesta que pondrá en escena?

-Aunque la estructura es la misma, el espectáculo siempre es distinto. Seguirá de fondo el mismo espíritu, eso sí. El público encontrará un espectáculo de humor cotidiano e ingenioso. Humor blanquito como las moscas polares. No será un espectáculo crítico ni corrosivo, ya que se trata de un humor más poético que político. Es el que más hace falta porque que es el que menos abunda. El humor entendido como un arma de construcción masiva. Yo garantizo que todo aquel que venga, saldrá mejor de lo que entró.

-¿Qué importancia tiene la improvisación en sus espectáculos?

-Mucha. La improvisación consigue que el espectador tenga la sensación de vivir algo único, sienten que han sido los testigos privilegiados de algo irrepetible. Eso es importante. Y, aunque yo suelo preparar mucho mis guiones, siempre me gusta soltar el timón de la nave un ratito para ver a dónde nos llevan los vientos de esa noche.

-¿Existen límites en el humor?

-Es un debate que surge a cada paso. Unos dicen que los límites del humor han de estar en el respeto, otros responden que la libertad de expresión es sagrada, enseguida salta otro que todos tenemos derecho a ofendernos, después otro le rompe una silla en la espalda porque eso le ha ofendido...Yo opino que los límites del humor están en el talento del humorista. El humorista talentoso, así como el poeta, sabe qué temas ha de tratar y cómo ha de tratarlos para ofender solamente a aquellos que se lo merecen. El humor no puede ser inofensivo, pero la ofensa ha de ser justa.

-¿Practica la autocensura?

-Nunca me he censurado. Escribo el humor que me gustaría escuchar a mí y por ahora no ha habido quejas. Es cierto que atravesamos años de susceptibilidades. La gente está más sensible que el glande de Stendhal. 40 años atrás hubo una época en la que no se podía hablar de nada, luego vinieron años en los que se podía hablar de todo y ahora vivimos una época en la que parece que se puede hablar de todo pero en realidad no se puede hablar de nada.

-¿Las redes sociales han cambiado la manera de hacer humor en este país?

-Creo que sí. Las redes sociales han traído un humor nuevo, muy rápido, ingenioso y brillante. Es un humor del destello y de la chispa. Pero ojo porque sus vertiginosas virtudes son a la vez sus defectos. Esa velocidad, en ocasiones, le impide tener desarrollo o un poquito de pensamiento. Sin embargo quiero destacar la excepción, la gente de El Mundo Today. En mi opinión este diario satírico está haciendo en las redes sociales el mejor humor que se hace en España en este momento. Son La Codorniz del siglo XXI. Cuando toda España está haciendo chistes sobre el mismo tema, llegan ellos y hacen el mejor chiste de todos sobre ese tema. El humor siempre es necesario. Es como un lubricante que, sin arreglar ninguna avería, hace que todo funcione mejor.

-Humorista y mago o mago y humorista ¿Qué pesa más en usted?

-Ambas actividades son complementarias y la una llena de sentido a la otra. Mi pasión por la magia enriquece un poquito mi humor y mi pasión por el humor hace mi magia un poco más divertida. Queda un humor más mágico y una magia más divertida.