Elisa Ramos buscó su camino profesional en el Reino Unido, de momento un miembro más de la Unión Europea a la espera de lo que pueda ocurrir con el "Brexit".

"Por ese tiempo, la crisis económica se empezaba a notar fuertemente en España y en los laboratorios pasamos de ser más de 15 personas a trabajar la mitad, así que una vez concluida esta etapa y atraída por las enfermedades respiratorias decidí trasladarme a Inglaterra y unirme al equipo del profesor Christoph Tang en la Universidad de Oxford".

Un laboratorio que forma parte del sir William Dunn School of Pathology, "un instituto internacional de renombre donde se llevó a cabo por primera vez la purificación de la penicilina por Howard Florey, a quien más tarde en 1945 se le otorgó el premio Nobel de medicina y fisiología junto a Ernst Chain". En concreto, el laboratorio donde acabó la zamorana "está centrado en patogénesis bacteriana con diferentes patógenos como Neisseria meningitidis, Neisseria gonorrea y otros patógenos gastrointestinales como Shigella spp. o Yersinia spp". Y allí, describe Elisa con la pasión de la juventud, "me embarqué en un proyecto fascinante, parte de un ensayo clínico que acababa de comenzar, en el que analizamos la función de la microbiota del tracto respiratorio superior en el desarrollo de infección bacteriana secundaria como consecuencia de una infección por el virus de la influenza. Sin duda, unas de las cosas más impresionantes era tener reuniones con tu jefe, y darte cuenta de que estabas sobre la mesa que fue usada por Florey". En pleno centro de la investigación más puntera internacional en el mundo de las bacterias, la zamorana ha ido quemando etapas. Y aunque la experiencia científica y personal el Oxford fue satisfactora, no se conformó con este destino y decidió dar otro paso adelante en su carrera. Se trasladó para ello a una ciudad más grande, Londres, en busca de nuevos retos donde seguir desarrollando su pasión investigadora.