"Si se compara la tasa de paro y la emigración coinciden. La crisis justifica plenamente la emigración". Es lo que dijo José Fernández Álvarez, en su conferencia sobre las "Cifras de la emigración española en el nuevo siglo", expuesta en el Congreso Internacional "El asociacionismo español de una emigración diferenciada" que se celebra en su casa, la UNED de Zamora.

En el año 2002, en los buenos tiempos, marcharon de España 36.600 personas. El saldo migratorio era positivo, ya que el país era atractivo para los inmigrantes y venía más gente de la que marchaba. La crisis de 2008 cambió las tornas y los primeros que sufrieron los embates de la crisis fueron esos inmigrantes, los que ocupaban los peores empleos, que se convirtieron en emigrantes hacia sus países de origen.

"Los españoles se vieron afectados no a partir de 2008, que es cuando surge la crisis en sí, sino unos años más tarde, en 2010-2011, cuando va tocando ya otro tipo de empleos y cuando el colchón familiar, esa seguridad que te dan las familias se empieza a romper y las ayudas públicas empiezan a reducirse. Es lo que obliga también al español a emigrar en masa", explica José Fernández. Y ahora mismo se mantiene. "Aunque las cifras de paro se están reduciéndose y las cifras económicas están mejorando, aún así el emigrante es aún reacio y muchos españoles siguen emigrando". De hecho, 411.200 personas abandonaron el país en 2017, once veces más de los que se iban en 2002. "La emigración ha bajado algo pero sigue con cifras elevadas, porque buscas optar a un puesto de trabajo o a una situación económica que España no te permite. Está la facilidad de intentarlo fuera del territorio nacional, aunque no es oro todo lo que reluce, hay mucho fracaso y tienen que volver a España, aunque eso normalmente no lo cuenta el que fracasa". Ocurre siempre, "también con la emigración antigua, del siglo XIX y siglo XX. Aquellos que venían con el Mercedes, que muchas veces era alquilado para presumir de que allí te iba bien. Y allí te iba bien si ahorrabas y no gastabas, pero si hacías una vida normal como cualquier, por ejemplo, alemán, no te daba para ahorrar. Era si hacías una vida ahorrativa, sin salir de fiesta para enviar el dinero de vuelta a casa".

La emigración del siglo XXI, pues, fue primero de los propios emigrantes que habían llegado a España unos años antes (son el 82% de los que marcharon entre 2002 y 2017), que se regresaron a países como Rumanía o Marruecos y luego de los nacionales. En cuanto mejore la situación económica, lo suyo es que España vuelva a ser atractiva para ambos colectivos.

Y entre los españoles que emigran hay también que distinguir entre los originales o los que adquirieron la nacionalidad. Los primeros son proclives a emigrar a Reino Unido, Francia o Estados Unidos o Alemania u los segundos a Ecuador, Argentina, Colombia o Venezuela.

También ha influido la Ley de Memoria Histórica, que ha reconocido la nacionalidad a descendientes de emigrados en su día, lo que ha provocado que haya más españoles viviendo fuera, aunque no hayan emigrado.