Los juzgados de Zamora fueron, este miércoles, el escenario de una nueva batalla electoral, la de la revisión de las actas. Representantes de casi todos los partidos que concurrieron a los comicios del 26 de mayo estuvieron presentes en una jornada que sirvió para cotejar los datos extraídos de las urnas, y también para sortear qué formación se quedaba los concejales que habían quedado en el aire por culpa de los empates registrados en algunas mesas municipales.

Desde primera hora de la mañana, el bullicio se dejó notar en los pasillos. Miembros del Partido Popular, del PSOE, de Ahora Decide o de Vox estuvieron atentos a los movimientos de las mesas, aunque nadie esperaba cambios en lo esencial. De hecho, socialistas y populares tenían la mente y los teléfonos puestos en lo que sucedía en Benavente, donde se dirimía un representante provincial decisivo para la gobernabilidad.

Para paliar los nervios, los representantes de los partidos asistieron al recuento del voto del registro CERA. Es decir, el de los residentes ausentes. El acto se celebró en la sala de lo penal de los juzgados y se resolvió antes de las diez de la mañana sin incidencias reseñables. El PSOE ganó las autonómicas y las europeas, en consonancia con las votaciones presenciales, como suele ser habitual, según indicaban algunos responsables de la administración tras extraer las papeletas.

Mientras tanto, en otra de las salas, comenzaba a dirimirse un asunto más peliagudo, el de las mesas municipales. Aquí, los más interesados eran el PSOE e Izquierda Unida, al menos en lo referente a la capital. A falta de una mesa de la Hispanidad por contabilizar, el resultado amenazaba uno de los diputados provinciales de los socialistas en la zona. Otro zarpazo de Francisco Guarido podría haber dejado a la organización dirigida por Antidio Fagúndez sin uno de sus representantes.

La situación se iba a definir por un puñado de votos, y había expectación y cuentas por doquier. Los partidos esperaban la confirmación del resultado que habían apuntado en el recuento del domingo. Pero el balance no cuadraba y tocaba esperar. Ya en la sala, los responsables de la administración fueron cantando, una a una, cada mesa de la capital. Por allí se encontraba Manuel Alesander Alonso, de Izquierda Unida, que sonreía al oír cada acta. La victoria de los suyos fue abrumadora.

Por fin, llegó la mesa 28B. El resultado era el esperado, pero no se habían contabilizado cuatro votos nulos en el total y eso había descuadrado la suma. En las filas del PSOE, alivio. Sus cuentas apuntaban que el último diputado en juego por la zona de Zamora se quedaba en su poder por treinta votos. Salvo que el balance oficial diga lo contrario, Izquierda Unida se quedaba sin el quinto.

Tras Zamora capital llegó el turno de los pueblos, una revisión lenta y monótona, solo animada por los sorteos que sirvieron para resolver los empates a la hora de asignar concejales en algunos ayuntamientos. La fortuna sonrió a Ahora Decide, cuyos representantes abandonaron la sala con una sonrisa tras ver sumar un nuevo representante en Cerecinos del Carrizal.

En el caso de los miembros de Vox, el recuento ponía poco en juego para la formación de ultraderecha, que acudió a los juzgados, en todo caso, para seguir la evolución de la jornada. Alguna representante despistada preguntó por el recuento del voto emigrante para las municipales. No existió tal cosa, pues los inscritos en el registro CERA no pudieron participar en estos comicios. Un día de aprendizaje para quienes aterrizan en la política, y de rutina para quienes llevan muchas experiencias como esta a sus espaldas.