La comarca alistana cerraba el fin de semana con un incendio que arrasó la mayor parte de una vivienda urbana en Sejas de Aliste, perteneciente al municipio de Rábano. Las altas temperaturas, la sequía y la falta de lluvias adelantan al últimos mes de la primavera unos peligros más propios de julio y agosto. La casa estaba deshabitada en el momento del siniestro ya que pertenece a un a familia de Sejas emigrantes en Suiza, la cual es utilizada como residencia de verano y cuando visitan el pueblo en otras épocas vacacionales. Los daños materiales son cuantiosos y la casa necesitará de una amplia restauración para poder ser habitada de nuevo.

En el operativo de extinción participaron los efectivos del Parque Comarcal de Bomberos Voluntarios de la Mancomunidad de Servicios "Tierras de Aliste" y Agentes Forestales de la Comarca Forestal de Aliste.

Todo apunta a que el fuego se vio potenciado por la pelusilla que desprenden los chopos en esta época del año. La vivienda se sitúa en el extrarradio urbano, en una zona con abundante arboleda y un gran número de pequeñas parcelas sin limpiar.

Vecinos de la comarca de Aliste exigen una normativa que nos "obligue a todos al desbroce y limpieza de los solares tanto urbanos como los del extrarradio urbano ante el grave peligro de incendios que se avecina, no ya con vistas al verano, sino incluso antes de llegar la épocas estival".

La práctica totalidad de los 102 pueblos alistanos, tabareses y albarinos cuentan con la particularidad de tener dentro de los recintos urbanos numerosas fincas (huertas y prados) que antaño eran unos auténticos vergeles, labrados, cultivados y segados, pero que con el abandono de la agricultura y ganadería, -en muchos pueblos ya no quedan vacas, burras o cabras, sola hay ovejas-, se han convertido en auténticas selvas donde la maleza, hierba, árboles y arbustos, muy en particular las zarzas, crecen sin control. A ellos se suman las paredes (cercas) derrumbadas con lo cual aparte del peligro de fuegos está la dificultad para acceder a ellas a operarios y vehículos a la hora de acceder a la extinción con calles y caminos cerrados por piedras.

"Los pueblos son un polvorín para los incendios y un problema de salud pública, nos hemos acostumbrado a verlo y no vamos a asumirlo hasta que nos ocurra una desgracia y un fuego se lleve por delante a algún pueblo. Hay viviendas rodeadas por hierba y zarzas de un metro de altura, esta primavera ha crecido mucho, y cuando se seque sera un peligro. Como se prenda fuego eso no hay quien lo apague, mientras lleguen los bomberos ya se ha quemado el pueblo" señalaba ayer un jubilado que sentenciaba: "Los ayuntamientos, la Diputación de Zamora y la Junta de Castilla y León tienen que tomar medidas y los vecinos asumirlas y colaborar porque somo quienes estamos en grave peligro.

En Aliste ya cuentan con ordenanzas sobre limpieza de fincas y solares urbanos Alcañices, Rabanales y Trabazos.