"Nadie comprobó" que las huellas de la moto sobre el camino que separaba los dos focos de fuego que provocaron los graves incendios de Pino del Oro y de Castro de Alcañices el 29 de julio de 2017 "pertenecían a la moto" del acusado, de iniciales F.D.M., vecino de la primera localidad. La tesis de la defensa ha sido adoptada en toda su amplitud por la magistrada del Juzgado de lo Penal que absuelve al imputado ante los "informes meramente especulativos" de los ingenieros y de la Guardia Civil sobre la similitud de esas rodaduras con las de la motocicleta del procesado, ya que "no se analizaron ni de forma técnica ni de forma visual del perito".

La sentencia parte de que esa era "la única prueba de carácter objetivo" que hubiera permitido imponer los 3 años de prisión que exigía la Fiscalía para el procesado, pero "a pesar de su trascendencia", el propio perito manifestó en el juicio que "no comprobó la rodadura del camino con la moto del acusado, que ni siquiera vio". La juez termina calificando de "sorprendente que en su informe señale que las ruedas son idénticas" a las que dejaron su rastro en el trayecto que separaba los dos focos de los importantes incendios que mantuvieron tres días cercados a los vecinos de Pino y de Castro.

"El informe" de ese técnico que relaciona directamente al imputado con los dos incendios es "meramente especulativo", argumenta la juez, porque "establece afirmaciones sobre la identidad de las huellas de la moto no comprobadas, ni siquiera de forma visual", lo que la lleva a concluir que existe una duda racional sobre la implicación del acusado en el delito, por lo que no puede condenar al joven denunciado por la Guardia Civil como responsable de dos fuegos que arrasaron 5.300 hectáreas.

El mismo reproche realiza la magistrada a los integrantes de la Guardia Civil que intervinieron en la investigación, que tampoco realizó las oportunas comprobaciones de esta prueba esencial en el caso, así como "a los agentes forestales que acompañaron al perito y vieron las rodaduras" pero no las cotejaron, "ni siquiera visualmente las huellas del camino" con el vehículo de F.D.M., quien admitió en el juicio que ese día salió de paseo con su moto hasta la localidad portuguesa Paradela, desde donde vio las columnas de humo de su pueblo y el vecino.

Los agentes partieron, además, de un dato inexacto sobre cuándo se inician los fuegos, destaca la sentencia, argumento que cimenta sobre las declaraciones de los testigos y de los técnicos que "solo pudieron señalar una hora aproximada". Por último, descarta los indicios que la Guardia Civil apuntó en el juicio sobre las contradicciones del imputado en los sucesivos interrogatorios sobre las horas en las que estuvo en el bar antes y después de que se avistaran las columnas de humo, o el recorrido que hizo ese mediodía al diferenciarse en "escasos minutos". La extinción de los incendios, que movilizó a 300 efectivos, costó 356.243 euros a la Junta de Castilla y León. Los daños causados a particulares, ganaderos y apicultores, suman casi los 40.000 euros, cantidades que la Fiscalía exigía que se impusieran al acusado ahora absuelto.