En los tiempos de las redes sociales, donde la comunicación ha experimentado un serio lavado de cara, todavía juegan un papel importante los carteles electorales. Su instalación, en la vía pública, es un mensaje constante al lugar por el que transitan peatones y conductores. La cartelería aspira a captar la atención del votante, siquiera por unos segundos, para influir en el sentido de su voto. Son, en definitiva, piezas de comunicación política relevantes, apunta David Redoli, expresidente de la Asociación de Comunicación Política y experto consultado por este diario para la elaboración de este artículo.

Los candidatos aspiran a compartir con los electores una parte esencial de su propuesta con una imagen y unas pocas palabras que se tienen que captar en apenas unos segundos. Este año en Zamora, explica Redoli, prima la informalidad entre los candidatos. Todos, a excepción del aspirante de Vox, se presentan sin corbata, con la camisa levemente abierta y con poses más o menos relajadas.

Llama la atención también el hecho de que algunos partidos apuesten más por el candidato que presentan a la Alcaldía que por las siglas de su partido. Es algo que hace Podemos (aparece el nombre, pero no el logo) y, sorprendentemente, el PSOE. "Raro que el cartel oficial no cuente con el logo del PSOE, que hoy en día es una marca que está en alza". Llamativo también el cambio de rumbo del PP, que huye del mensaje de las pasadas Generales para buscar el centro político. Llama la atención, siempre según Redoli, el tono conservador del PP, la similitud entre las propuestas de Izquierda Unida y del PSOE y la gran cantidad de información del cartel elaborado por Ahora Decide. Novedoso también el cartel de Podemos, que cuenta con un dibujo en lugar de una fotografía. La conclusión: comunicativamente hablando el mejor cartel, para Redoli, es el de Ciudadanos, "muy bien estudiado". El peor, el de Vox, con una elección de símbolos -Viriato- "bastante torpe".