El "pavoroso incendio" que mantuvo en jaque durante tres días a las localidades de Pino del Oro y de Castro de Alcañices el 29 de julio de 2017 puede costarle el ingreso en prisión durante tres años al joven imputado, un vecino de la primera localidad, acusado por la Fiscalía Provincial de actuar movido "por protagonismo" y el deseo lograr "un contrato como retén" de la Junta de Castilla y León y para quien exige tres años de cárcel y multa de 4.500 euros.

La fiscal aseveró, en base a informes de ingenieros y de peritos, que "no cabe la menor duda de que los dos fuegos fueron provocados por la misma persona con ánimo de hacer daño, por afán de protagonismo y de hacerse imprescindible ". Un "perfil de quien quema el monte" que el Ministerio Público adjudicó al joven, de iniciales F.D.M., quien se dejó ver en el bar de Pino unos 30 minutos antes de que se iniciara "el primer incendio en esa localidad entre las 11.30 y las 12.00", agregó al acusarle ayer en el juicio celebrado en el Juzgado de lo Penal. Hacia las 12.24 horas, escasos minutos después de que se avistara el fuego de Castro, el joven volvió a pasar por el bar "El Quinto Pino" para pedir una botella de agua, según el testimonio del alcalde de Pino, Jesús Ángel Antón, pero esta vez sin bajarse de su motocicleta sobre la que recorrería "los casi tres kilómetros en línea recta" que separaban los dos focos de fuego, "por un camino" en el que quedaron marcadas las rodaduras del vehículo, según la tesis que defienden la Fiscalía de Medio Ambiente que investigó el caso. Lo corroboraron los peritos e ingenieros que realizaron las inspecciones oculares y recogida de pruebas para el informe que apunta a F.D.M. como la persona que provocó los dos incendios. El documento recoge que el responsable de los fuegos usó un mechero o cerilla y que las llamas se propagaron rápidamente favorecidas por el fuerte viento y por el estado del terreno, muy seco en ese julio.

Sin embargo, esta misma prueba sirvió a la defensa del acusado para cuestionar la imputación porque "nadie comprobó" que esas huellas sobre el camino "pertenecían a la moto" de su cliente, quien sostuvo que ese 29 de julio salió de paseo con su vehículo hasta la localidad portuguesa Paradela, desde donde se otean Pino y Castro. Desde allí pudo ver las columnas de humo que alertaban de los fuegos. Regresó para avisar a los vecinos de Castro e "ir a mi pueblo y coger un "machao" (machete) para ir a apagar el fuego", declaró F.D.M., quien afirma que "hice otro recorrido diferente" al que llevaba a los incendios para pasar al país luso. La fiscal cuestionó que pudiera haber ido a Portugal, "es imposible por las horas en las que dice que estuvo" e hizo especial hincapié en las contradicciones en que incurrió en los interrogatorios y que ocultó su paso por el bar por segunda vez. Pero nadie le vio pasar por el camino ni en los parajes donde se prendió fuego.