José María Esbec Martín es el nuevo rostro que se ha sumado al equipo del Teatro Principal como codirector del espacio cultural municipal. Siendo niño actuó por primera vez en su escenario, para luego hacerlo a nivel profesional y hasta representar varias de sus obras en él antes de asumir su actual labor junto a Daniel Pérez.

-¿Qué impulsa a un joven que reside en Madrid a regresar a su tierra, a esta Zamora vaciada?

-Ha sido una cuestión que yo no preveía, ni contemplaba. Conocí que el Ayuntamiento de Zamora abría un proceso para la configuración de una bolsa de empleo para el puesto de director y me planteé si yo podía aportar mi granito de arena a Zamora desde mi experiencia y mi bagaje en estos años. Siempre me he sentido muy vinculado a Zamora y lo ha hecho patente, de hecho mis obras se han representado tanto en la provincia como en este teatro. Tuve una dicotomía porque no sabía si venir a Zamora iba a suponer una dirección idónea en mi carrera, pero al final me he dejado llevar por mi instinto. Me siento muy vinculado al Principal, siempre he sentido que se me ha amparado desde lo institucional y desde el propio teatro para presentar mis espectáculos en Zamora.

-¿En qué ha consistido el proceso para seleccionar a una persona que comparta la dirección durante un tiempo con Daniel Pérez, que se ha prejubilado?

-Fue un proceso bastante largo al que se presentaron muchas personas. Consistió en un primer examen de Derecho Administrativo con unas preguntas referentes a la materia teatral, luego hubo un examen teórico sobre la naturaleza de la plaza que se iba a ocupar; era un supuesto en el que había que explicar cómo llevarías a cabo una programación artística en ciertas circunstancias y todos los aspirantes tuvimos que leerlo ante el tribunal. Tras defensa, hubo un último aspecto de valoración de méritos.

-Usted tiene menos de 35 años y es raro en este país que alguien de esa edad ocupe una responsabilidad en un teatro.

-La gente joven debe de ir ganando presencia en los teatros, algo que muy habitual en los teatros europeos. Ahora mismo en Bruselas, posiblemente el centro neurálgico de la actividad teatral de Europa, muchísimos de los directores son muy jóvenes. Ocurre lo mismo en centros dramáticos nacionales en Francia. No obstante, en España prima más la experiencia. Realmente no es habitual que alguien joven ocupe este tipo de puestos, pero poco a poco irá siéndolo. En los procesos de selección de la Compañía Nacional de Teatro Clásico se ha presentado gente muy jovencita, aunque finalmente ha salido como director Lluis Homar.

-Durante un tiempo de la dirección del Teatro Principal se van a encargar Daniel Pérez y usted ¿de qué manera lo van a hacer?

-Va a ser un proceso en el que vamos a estar trabajando a la limón. Daniel, que tiene una amplia experiencia, puso en marcha el teatro y ha hecho situar al teatro en el nivel en el que está ahora, elige qué fechas quiere estar y yo me adecuo a las que me corresponden. Vamos a estar seis meses él y seis meses yo. Lo que él me pide es adecuar un poco, desde todas las áreas, el teatro a la modernidad; es decir pensar en un público más joven que está empapado de diferentes influencias. Personalmente me interesa mucho cómo utilizar los espacios no convencionales que propone el teatro.

-Explíquese.

-Hay un espacio convencional, la sala principal, que genera un esquema muy cuadriculado de emisor y público. Sin embargo, las nuevas formas teatrales invitan a un acercamiento al actor, a la obra de arte en la que se rompe esa distancia de separación.

-¿Cuándo van a tener cabida esas nuevas formas creativas en la programación?

-Yo empezaré a programar a partir del 2020 porque la selección de espectáculos se realiza a un año vista. Cuando he accedido a la codirección la programación del año ya estaba cerrada. No obstante, si alguna producción se cae en el último semestre del año, lo cual es susceptible que ocurra, elegiré un espectáculo para sustituirlo. Yo al cabo del año puedo llegar a ver cientos de propuestas teatrales, por lo que tengo una cartelera en la cabeza bastante amplia de lo que se hace. Lo que quiero ahora es poder traer espectáculos que han generado un poso muy importante en Madrid o bien formas teatrales que aquí se ve muy poco.

-Como por ejemplo?

-Como el teatro testimonio y el teatro documento, fórmulas en las cuales en la escena el libreto tiene que tener un extracto histórico fehaciente. Quiero buscar cualquier fórmula que pueda presentar a la gente joven, a personas 30 años e incluso de menos edad, que está muy desconectada del ámbito teatral. En Europa es muy normal ir a cenar, pero antes asistir a algún tipo de espectáculo con tus amigos, lo que ya sucede en bastantes grandes capitales, como Madrid y Barcelona, y me gustaría que el modelo se extrapolara a Zamora. El público debería de tener presente que hay espectáculos en Madrid por los que pagas 25 euros y cuando vienen aquí el pase cuesta, a lo sumo, 18 euros cuando, a fin de cuentas, un paquete de tabaco tiene un precio de 5 euros.

-Habla de romper el esquema tradicional de emisor-receptor, ¿aprovechará espacios disponibles en el liceo como puede ser el vestíbulo?

-Esa es la idea, pero el hall tiene el condicionante de una gran reverberación. Ahora estamos en obras y tenemos la idea de generar espacios alternativos de integración. Muchos estilos teatrales, como el teatro inmersivo, precisan de esa cercanía porque el propio espectador se convierte en actor por la influencia de las bellas artes y las performances. Un teatro municipal tiene que contemplar una programación poliédrica.

-Y¿cuál es su concepción de teatro público?

-Desde mi punto de vista un teatro siempre tiene que ser público. En el momento en que entra un agente en una externalización de un servicio, lo que es muy común actualmente, surgen una serie de intereses. El arte debe de ser desinteresado, no se deben generar fórmulas artísticas para obtener un rédito económico, lo que es extensible a la salud. La cultura debe ser libre y para eso debe de ser público. El arte es un generativo social y el artista debe sentirse no encorsetado.

-El programador de una sala pública ¿también tiene que tener esa libertad?

-Tiene que mediar entre la prescripción artística y el ser un intermediario entre contenidos y público.

-En este puente ¿cómo ve la construcción?

-Zamora es una población cuya demografía van en retroceso, lo que me preocupa. Veo a muchos jóvenes en la diáspora, tal y como yo he hecho yo desde los 17 años. Me preocupa el quedarme sin público porque Zamora gradualmente va perdiendo habitantes y, por ende, aficionados al teatro.

-Y ¿cómo se puede revertir en el plano cultural?

-Acostumbrando a la gente a ver arte y a encontrar en el silencio del teatro una forma de esparcimiento, una forma de pensamiento y una forma de educación.

-El Teatro Principal tiene en su programación ciclos tan consolidado como el de humor o el de flamenco, ¿pretende incluir alguno nuevo?

-Estoy pensando en ciclos nuevos para albergar otro tipo de propuestas contemporáneas, incluir más danza actual, pero también incluso he pensado llevar a cabo un festival de teatro en la ciudad porque la dinamizaría mucho. El festival podría estar enmarcado en la tradición cidiana, dado que el Cid es un personaje histórico vinculado a la ciudad. Por la historia de la Zamora lo enfocaría a lo clásico, aunque albergue propuestas más contemporáneas dedicadas al Campeador, que está presente en los clásicos franceses y también en textos castellanos, toda la tradición de Lope de Vega, Guillén de Castro o Calderón? Si consiguiera que el proyecto saliera adelante, lo que supondría la implicación del sector público y el privado, me gustaría traer a compañías de fuera y contaría, desde luego, también con las locales.

-En la presentación de la XXX edición del Festival Internacional de Títeres y Marionetas, que comienza este martes, día 7 de mayo, y que reúne hasta el sábado, día 11, a doce espectáculos a cargo de once compañías de ocho nacionales distintas, puso en valor el acercamiento de los nuevos públicos al mundo del arte.

-Es una línea en la que viene trabajando el director Daniel Pérez desde la apertura del centro y en la que quiero continuar. Es fundamental generar nuevos públicos desde la infancia, por eso apelo a los padres y madres para que lleven a los niños a ver las funciones porque el teatro puede servir a los menores para poder resolver sus conflictos de mayores, para no caer en problemas psicóticos, tal y como dice el sociólogo Bruno Bettelheim en el libro "Psicoanálisis de los cuentos de hadas".

-¿Aumentará las actividades pensadas para los más pequeños, un público con pocas propuestas artísticas de calidad en la ciudad?

-Creo que hay que fomentar los espectáculos infantiles en fechas señaladas como durante la Navidad, pero no sé si será posible por el aparato administrativo. El espacio del teatro municipal es una delicia tanto para espectáculos infantiles, que precisan proximidad, como para cualquier propuesta por la cercanía de los artistas con el público.

-En esa labor formativa otro pilar son los centros educativos.

-Ya he contactado con colegios y también estoy hablando con compañías que, además de su propuesta artística, traen asida formación. Son compañeros que trabajan grupos de 30-40 niños y le ofrecen formación teatral, un aspecto que ha desaparecido de nuestro sistema educativo frente al anglosajón donde es obligatorio, hasta los 15 años, cursar la materia de teatro, tocar un instrumento y las artes plásticas y entre los 15 y 17 años eligen una de las tres. Uno de los proyectos en los que se trabaja desde el Teatro Principal, desde mucho antes de mi llegada, es la creación de una escuela de formación con unos docentes profesionales que puedan enseñar a actores y a bailarines en esta ciudad que ha sido muy teatral, como dan buena cuenta los manuales de Concha Ventura o de Luciano García Lorenzo, entre otros estudiosos.

-La ciudad cuenta con dos salas teatrales ¿cómo analiza la convivencia?

-Es susceptible de que muchas veces se produzcan contraprogramaciones entre ambos teatros, como ya está sucediendo. También es verdad que hay dos formas muy diferenciadas de programar, existe una línea de programación que nosotros tenemos y otra línea defendida desde el Teatro Ramos Carrión.

-Analícenos la situación de las artes en Zamora.

-Ocurre al final como siempre, que Madrid y Barcelona se erigen como ejes centrípetos de la actividad cultural. Ocurre que muchos artistas de Zamora tienen que buscar amparo en lugares donde el arte se manifiesta de una forma más clara, pero Zamora goza de una gran salud artística y tiene muchísimo talento, circunstancia que debemos aprovechar. Un ejemplo es la cantidad de grupos musicales existentes y la proyección, incluso internacional, que están alcanzando algunas de las formaciones. En lo que a mí respecta apoyaré a los actores, directores y artistas zamoranos para que sientan que el teatro municipal, que el Teatro Principal, también es su casa.

-Como dramaturgo y director teatral tiene su propia trayectoria. ¿Qué va a pasar ahora con ella?

-Me parece que es algo que tiene que acompañarme. Creo que resultará bueno para el Teatro Principal que yo siga estando de alguna manera vinculado a la práctica teatral y que yo conozca lo que se está haciendo. Además, me costaría mucho dejar de trabajar a nivel artístico. He producido ya bastantes espectáculos y he trabajado como actor, como dramaturgo y como director y creo que es fundamental para desempeñar este trabajo en un teatro municipal.

-¿Qué proyectos tiene a corto plazo?

-En la edición de este julio del Festival Internacional de Teatro Internacional de Teatro Clásico de Almagro mi compañía, Threer Teatro, estrena una creación libre de "La hija del aire" de Calderón de la Barca. Es un texto escrito por mí, titulado "Aire", donde recojo el mito calderoniano y establezco un puente con la actualidad e incluyo algunos versos de Calderón, casi como una fórmula de puesta en escena. Supone la tercera ocasión en la que en este foro teatral tan importante tienen cabida mis propuestas. Se trata del festival con mayor proyección internacional que hay actualmente en España.

-¿Qué tiene el clásico para que vuelva a él constantemente?

-(Pausa y se sonríe). Yo soy un amante de la dramaturgia contemporánea y el teatro postdramático, de cuya puesta en escena que sirvo para dirigir, pero creo que nunca debemos desprendernos de los clásicos. Si son nuestros y hablan de nuestra historia, los tenemos que tener muy presentes, es algo patrimonial. Yo en mi última propuesta me distancio mucho de Calderón, pero la base está ahí y obviar un siglo tan nutricio y tan artístico como el Siglo de Oro es una necedad absoluta.