La modestia de un pueblo como el del alfoz toresano, hace que una velada flamenca como la que tendrá lugar esta noche, a las diez y media en la Nave de los Autobuses, se la denomine recatadamente "Noche" en vez de lo que realmente es: un Festival de la máxima importancia, con cante, toque y baile de primerísimo nivel, las tres patas de la mesa de incontestable nivel profesional. "La Noche Flamenca de Pozoantiguo es, realmente, un festival en toda regla" Celedonio Pérez dixit, y yo corroboro. Además añado, es el acontecimiento flamenco más importante que haya tenido Toro y su comarca en toda su historia, si exceptuamos tres programaciones efectuadas por "Amigos del Cante" en la década de los setenta, desde entonces -hace más de cuarenta años- nada parecido a lo de hoy. Además, entrada gratuita hasta completar aforo. ¿Cómo es posible? Pues muy fácil, o muy difícil, según se mire. El ayuntamiento con su dinámico e inteligente regidor Damián Temprano a la cabeza ha hecho un esfuerzo mayúsculo, por lo que La Peña Flamenca "Amigos del Cante", con sus buenas maneras, prestigio y consideración dentro del mundo artístico, ha hecho el resto, suponiendo esta gestión el duplicar el esfuerzo monetario del ayuntamiento. Pero vamos ya con el significado plantel. Cuatro cantaores, dos guitarristas y un cuadro de baile. Seré brevísimo porque fueron certeramente presentados por Cele el pasado jueves.

Antonio López Olmo, Yeyé de Cádiz. Potente voz afillá, penetrante rajo y la gracia salinera de La Tacita. Ha hecho los dos grandes Festivales, el de Zamora y el malogrado de Morales del Vino.

Sebastián Heredia Santiago, Cancanilla de Málaga, artista total. También ha triunfado en los dos Festivales citados.

Israel Paz, ejemplo vivo y demostrativo de que el flamenco no tiene fronteras.

Mayte Maya, cantaora granadina de auténtica raza y compás.

Raquela Ortega, La Raquela. Sus zapateados constituyen un auténtico monumento a la fuerza, garra y duende de lo jondo. Elegante y majestuosa. Ha exhibido su arte en el Festival de Tierra del Vino y en la última gran noche de Villaralbo.

El Mami, maestría, contundencia y saber estar.

En definitiva, memorable cartel que, sin ninguna duda, quedará en el recuerdo de toda la comarca toresana y, por supuesto, en toda Zamora.