Antonio López Olmo, Yeyé de Cádiz, fue bautizado con ese apodo para el arte, por su omnipresencia en una de las murgas más famosas de la ciudad de la luz: Los Beatles de Cádiz. Llegaron a grabar, y con bastante éxito. Él, como no podía ser menos, era la primera voz. Después vendrían años en la capital y el país del sol naciente. Japón, con sus idas y venidas, pero también con éxitos sonados y reconocimiento como indiscutible maestro. Su vuelta a España no fue fácil, se ha tenido que hacer sitio, lo que resulta harto paradójico para el que dispone de la mejor voz flamenca masculina por los aires de su tierra. Y además, hay que añadir que es el más firme baluarte de esos gloriosos aires flamencos que Cádiz hace tan especiales. El Yeyé, conecta el legado glorioso con la vitalidad del presente. Antonio vuelve a Zamora con muchas ganas, para actuar en la magna Noche Flamenca de Pozoantiguo, mañana sábado a las diez y media de la noche y, seguro como siempre, para convencer.

-Antonio, ¿cómo se inició en este complejo mundo del flamenco?

-El flamenco me ha gustado toda la vida, en mí barrio (Santa María) era como El Dios de las cuatro esquinitas: nos levantábamos y nos acostábamos con él. Yo me tuve que buscar la vida con once años y a los dieciocho ya estaba en Madrid actuando en El Arco de Cuchilleros con las primeras figuras de la época.

-¿Cómo era Cádiz en los años de su infancia? Después de la explosión y también la importancia de artistas legendarios como Aurelio, Pericón, La Perla, Manolo Vargas, Chano Lobato...

-Con mucha hambre y necesidades. No se podían sembrar papas, trigo, hortalizas... sólo que había pescado? y malo, el bueno se vendía fuera. A todos ellos los traté y aprendí. Fui vecino de la Perla, ella vivía en la calle Servanda y yo en La Goleta. De Pericón, de Manolo, de Chano, pero de Aurelio poca cosa. Un buen cantaor pero muy mala gente en la posguerra, de ahí la copla: "Se nos está quedando Cádiz / Como corral sin gallinas/ A unos se los lleva Dios / Y a otros El Tuerto asesina".

-La importancia capital de los cantes de Cádiz: las monumentales soleares de Paquirri El Guanté y las de Enrique El Mellizo, las seguiriyas, tientos y malagueña de éste último, las seguiriyas de Curro Durse, Francisco La Perla, El viejo La Isla o Enrique Ortega, los tientos de Manolo Vargas, las bulerías de La Perla, las cantiñas en general, los tanguillos y sobre todo las bulerías de Cádiz, crisol inmenso de culturas milenarias.

-Pisssaaa? tú lo has dicho. ¡De Cádiz ha salido todo, es la cuna del cante!

-¿Qué diferencias hay entre las bulerías gaditanas y las de Jerez?

-Las de Cádiz tienen un soniquete distinto, van en tono de alegrías y las de Jerez en un tono por medio, pero las dos van en el mismo compás de tres por cuatro.

-En Japón estuvo una larga temporada ¿Cómo fue esa experiencia? ¿Qué ambiente se respira por allí en cuanto al flamenco?

-Catorce años. Pero iba y volvía en cuanto tenía oportunidad. Estuve casado con una japonesa con la que, como sabes, tuve una hija, está conmigo desde entonces y tiene veintiocho años. Ya ves, en aquella época cuando todos se traían una cámara de fotos de Japón, yo no, yo me traje una hija. Aquello es impresionante en cuanto a demanda de flamenco: teatros con entradas agotadas siempre, festivales multitudinarios, respeto a los artistas, hay más de setecientos artistas españoles trabajando continuamente además de los japoneses, más de seiscientas academias y por encima de los ochenta mil estudiantes? impresionante. Tendríamos que aprender de ellos.

-Tiene una discografía corta pero excepcionalmente interesante. ¿Para cuándo la próxima grabación?

-Tengo tres discos personales y varios colectivos. No hay demanda de discos, de modo que se graban para dar a conocer al artista y ya me contarás tu lo que tengo yo que publicitarme.

-Ha venido en numerosas ocasiones a Zamora, La Andalucía del Norte en palabras del gran Antonio Mairena ¿Cómo se encuentras entre nosotros?

-Maravilloso. Lo digo siempre a boca llena por donde voy? en todas partes. Cada vez que estoy en Zamora me siento muy bien tratado y respetado mi cante como en ningún otro lugar. Siempre con ganas de volver.

-¿Y de la Peña, que este mismo año celebra su cuadragésimo quinto aniversario?

-Qué es de las más antiguas de España ¡enhorabuena a todos los peñistas! La gente entiende y tiene muchísimo respeto, en otros sitios la gente va más a su aire y en Zamora es completamente distinto. Además de estar muy bien considerada en toda España por la extraordinaria labor que hace.

-El Festival Flamenco de Zamora cumplirá el próximo año cincuenta años desde su fundación, en el que usted ha participado. ¿Qué opina de esta cifra redonda?

-Una maravilla, que también lo convierte en uno de los más antiguos del mundo.

-Por último, ¿qué le diría a los zamoranos sobre esta monumental Noche Flamenca en un pequeño, pero dinámico pueblo del alfoz toresano, Pozoantiguo?

-Que no se lo pueden perder, los de Pozoantiguo y los de toda Zamora. Los que van son unos pedazos de artistas y la gente se lo va a pasar muy bien y lo recordarán siempre.