Zamora, tan leonesa, tan castellana, tan estoica en el sentir, dicen; tan poco expresiva, tan cerrada en sí misma, tan crisálida, es flamenca, que nadie lo dude. Canta y baila como si fuera la novena provincia andaluza y en primavera se viste de flores para salir al campo o llorar con una seguiriya "arrancá". Este mayo es un ejemplo de ese sentir jondo y pinturero. Los espectáculos ligados con el cante grande no caben en el calendario de festejos provinciales. Desde hoy hasta el día de San Fernando, por cierto rey nacido en Zamora que conquistó buena parte de Al Ándalus, se abre un mes para sentir por bulería en las tierras del bolero de Algodre y la jota de letra más picara y apretada.

Mairena (Antonio) ya citaba a Zamora como la Andalucía del Norte. Y con toda razón. Es difícil encontrar lugar en España fuera del sur donde el flamenco y sus ramificaciones festivas tengan tanto arraigo. La capital y la provincia, sobre todo por debajo del Duero, aunque también algunos municipios de las comarcas del norte (principalmente Tierra de Campos), respiran todo el año los aires del sur preñados de tomillo y romero. Se canta y se escucha flamenco con devoción y se baila también con una gracia especial (al menos algunos y algunas). La parafernalia del cante universal y su ámbito lo vivimos aquí como si fueran propios de la vera del Duero.

Es difícil encontrar un programa festivo de los municipios de Tierra del Vino, Bajo Duero o Guareña donde no aparezca marcado en rojo una velada de cante grande o un remedo de las romerías sureñas más típicas y tópicas. Los cantaores vienen aquí, y así lo dicen, como si visitarán su segunda casa. En esta tierra se escucha flamenco con respeto casi religioso y se interpreta también con ese aire mágico que libera, a veces, duendes encarcelados.

Quienes mantienen que mejor le iría a esta tierra si defendiera lo suyo y se dejara de faralaes y azumbres de sentimientos acolchados, tienen perdida la batalla. Qué le vamos a hacer. Hay otros, seguramente mayoría, que defienden que no le va mal a esta provincia con perfil de pistola un poco de gracia, una pizca de salir al exterior a ver como se mueve el aire del sentir, que estamos metidos en una prisión que ha robado la naturalidad del alma.

Sea como fuere, lo cierto es que Zamora se muestra muchas veces más flamenca que pelícana y en primavera lo demuestra con creces. Este mes de mayo es un ejemplo pintiparado de como el jondo y sus ramificaciones llenan el esterquero más festero, ese que se adecenta con parafernalia dominical.

Ezequiel Benítez en San José Obrero. Día 2 de mayo, el barrio de San José Obrero se sienta en las sillas de madera con bolinches de color verde. Noche flamenca en el pabellón de La Josa. Organiza la Asociación Comunitaria de la barriada zamorana, con la colaboración del Foro Flamenco y el Ayuntamiento. Al cante: Ezequiel Benítez y Coral de los Reyes; acompañados a la guitarra por José de Pura y a las palmas por José Peña e Israel López. Un lujo. El espectáculo se inicia a las 21 horas.

Jerez vuelve a visitar la capital del Duero. Ezequiel Benítez, un asiduo de estas tierras, que ha traído en varias ocasiones el arte del barrio de Santiago a Zamora. La última vez lo hizo en febrero al Teatro Principal, llegó acompañado del gran Capullo. "Sobrellevé" y "Quimeras del tiempo" son sus señas de identidad de cantaor ortodoxo, que respeta el pasado sin renunciar a la lógica evolución que viene subida en el caballo del presente. Tiene un don por encima de todos, que sabe envolver al espectador en su cante, largo y apaisado. Es un estudioso del arte universal y sus ramificaciones. Canta lo que siente y eso se nota cuando se sube al escenario. Coral de los Reyes, también jerezana, es coplera y flamenca de las que dejan poso porque canta siempre agarrándose a la verdad.

Yeyé de Cádiz se apea en Pozoantiguo. Día 4 de mayo, la localidad de Pozoantiguo desempolva las sillas de culo de esparto y se sienta a ver pasar el sentir. Noche flamenca en la Nave de los Autobuses. Organiza el Ayuntamiento de la localidad cercana a Toro y colabora la Peña Flamenca "Amigos del Cante" de Zamora. El cartel de cantaores es largo y variado: Cancanilla de Marbella, Yeyé de Cádiz, Israel Paz y Mayte Maya. Al toque: El Mami y Jorge Rodríguez. Bailará "Cía. La Raquela". El espectáculo, que promete y mucho, se inicia a las 22:30 horas. La entrada será gratuita hasta completar aforo.

La Noche Flamenca de Pozoantiguo es, realmente, un festival en toda regla. "Amigos del Cante" de Zamora ha acartelado a un ramillete de flamencos que es difícil de juntar hasta en escenarios de mucha alcurnia. La cita jonda del Bajo Duero nace con intención de continuidad en una tierra que sigue con devoción el arte de Silverio Franconetti y se deja querer por las voces con rajo que esconden la emoción en sus comisuras.

Cancanilla de Marbella es el arte. Y el compás. Y el baile. Y ese estar que hace pensar en un hombre de mundo, que ha bebido en todas las fuentes. Sebastián Heredia Santiago es un cantaor largo y profuso, veteado con la fuerza de los genios, de aquellos que anuncian con gracia y misterio lo que ya pasó. Da igual, cualquier palo en su garganta se hace eterno y juega a su favor. Tiene tal maestría que arrebata con solo su presencia. Su "pataíta" siempre deja perfume en el escenario y conforta por dentro, como un fármaco sin efectos secundarios. Hay que verlo porque su legado es dorado y tendrá una vida muy larga. Amante de Zamora, por aquí ha estado en numerosas ocasiones. Fue uno de los asiduos al Festival de Tierra del Vino en Morales y también ha visitado el Festival de San Pedro.

Antonio López Olmo, Yeyé de Cádiz, es el azul y la belleza de la Bahía. Es leyenda viva del flamenco y sus cosas. Se ha codeado con todos los grandes y a ellos les robó jirones de arte que todavía esparce a su alrededor cuando actúa. Conserva un poderoso y amplio registro, estela de su cante larguísimo que nunca languidece porque lo que es enhiesto nunca va a dejar de serlo. Quiere a Zamora y lo ha demostrado muchas veces actuando en sus principales escenarios. Todavía se recuerda la toná compuesta por Félix Rodríguez que cantó en la despedida de las cenizas del flamencólogo José Blas Vega en Morales del Vino, allá por diciembre de 2012, cuando el frío de una mañana gélida heló las lágrimas de los aficionados cabales.

Actúa también en Pozoantiguo Israel Paz, El Moñi de hace años. Ejemplo de que el flamenco no solo bebe en los ríos del sur, que también navega junto a los juncos cansados y resecos del Manzanares. Es un cantaor en plena forma, seguramente en lo mejor de su vida artística, que creció en lugares ya míticos como la sala Revólver, Casa Patas o la sede de la peña Chaquetón. Amante de los clásicos, ha navegado muchas veces desde Valdemoro hasta el Guadalquivir, utilizando el agua lorquiana de ese río invisible al que ha cantado Mercé como los ángeles: "Agua, ¿dónde vas?: a vivificar un mar lleno de plásticos, contesta el eco.

El arte entreverado de Granada, la provincia donde es posible esquiar en la alta montaña y bañarse en el mar con poco más de una hora de diferencia, lo representa como nadie Mayte Maya. Cantaora de estirpe, especialista en cantes festeros, pero que no hace ascos a la pureza de la soleá o la granaína, tiene un motor en su alma que la impulsa y la lleva a lo más alto. Voz potente, prodigiosa, de las que pueden llegar donde quieran Que lo mismo se posa en el aterciopelado sentir de la copla, que estalla en una bulería inacabable por lo intensa y lo expresiva.

Los cantaores estarán acompañados en Pozoantiguo por la sonanta de El Mami y Jorge Rodríguez, dos ilustres representantes de la Edad de Oro de la guitarra flamenca que estamos viviendo en la actualidad. Y al baile "Cia. La Raquela", una oferta que va a sorprender por la fuerza expresiva y la magia que atesora gracias a una potencia creativa única. Hay tradición, claro, pero también innovación que suma y mucho para hacer del baile un manantial de sensaciones que llevarán al público a vivir por unos minutos en un universo líquido, el de la verdad y la emoción. Nada sobra porque en lo que parece efímero viven las sombras de la autenticidad y la razón.

Wilo del Puerto llega a El Pego. Viernes, 10 de mayo, El Pego ahorma una noche flamenca que abre los ecos de la fiesta de San Isidro, patrón del campo y de sus gentes. Jorge Rodríguez Ramírez, Wilo del Puerto, abrirá el tarro de los cantes del sur, los que llevan impregnado en su piel los aires salineros. Organiza el Foro Flamenco. Wilo desgranará las espigas más raciales que se crían entre el sentir del Puerto de Santa María, las que tienen solo grano agitanado y crecen sin farfolla.

Sábado, 11 de mayo, Sanzoles, fiesta rociera que organiza la Asociación de Águedas. Desfile rociero con caballos incluidos, actuación de cante y baile flamenco, convivencia en torno a un buen ambiente donde estará presente la liturgia del sur, enhebrada en el sentir más seco de las gentes del lugar que nunca se desprenden del aura que deja el Zangarrón y su ceremonia hiemal.

Sábado, 11 de mayo, paraninfo del Colegio Universitario, 18:00 horas, desfile solidario y presentación de fin de curso "Trajes de flamenco" de Edurne Muñoz. Está programada la actuación de la cantante Guisi Muñoz y el guitarrista Miguel Fernández. También actuará un grupo de sevillanas y habrá baile y percusión. El acto se celebra a beneficio de AFA Zamora.

Manuela Cordero y Carrión toman la peña. Sábado, 25 de mayo, sede de la peña flamenca "Amigos del Cante" de Zamora (21.00 horas). La cantaora Manuela Cordero actuará custodiada a la guitarra por Antonio Carrión, que repite escenario tras acompañar, de forma magistral, hace unos días en el mismo lugar a El Chozas, una delicia tallada de compás que se exhibió sin alharacas, desnudando su cante y dejando un aroma de exquisitez e inmortalidad, algo único. Manuela Cordero es la fuerza del sentir, flamenca de tronío, con garra, de las que están y seguirán muchos años porque es conocimiento y esencia. Voz de las que hurgan en los adentros y no tiene miedo de entrar en las entrañas. La gaditana tiene alma viajera y esencia de las que van a acabar en un libro con letras bien grandes.

Zamora es flamenca, que nadie lo dude. Y lo manifiesta todo el año, pero este mes más. La primavera, que es hurmiento y masa madre de vida, además de invierno para la escarcha, invita a sentir y el flamenco es manantial que abre los poros de la emoción. Mayo es jondo y se pone tieso cuando escucha una mariana. Ya verán.