Cuando su penúltima pareja decidió romper la relación con su maltratador pensó que terminaría la pesadilla, pero le esperaba un calvario de persecuciones en horas de trabajo, mensajes amenazantes y, por último, una paliza. Entre febrero y junio de 2018 se fueron sucediendo los episodios de violencia machista que han terminado con una condena a 10 meses de prisión, 6 por la agresión y 4 por las amenazas para el imputado, que podrá aproximarse ni comunicarse por ningún medio con su víctima, la segunda con denuncia y condena. También deberá cumplir 31 días de trabajos en benefico de la comunidad, que cumplirá en la prisión en la que se encuentra para cumplir la anterior pena de cárcel.

Entre febrero y junio de 2018, tras decidir romper la relación, la mujer tuvo que enfrentarse a situaciones de estrés y angustia. El acoso y las amenazas comenzaron cuando su expareja irrumpía en la ruta que la mujer realizaba en horario laboral con un compañero de reparto.

Uno de esos días, el imputado interrumpió constantemente a los dos compañeros de trabajo para reprocharle a su excompañera sentimental que fuera con otro hombre. A principios de febrero llegó a empujarla. En mayo, llegaron los mensajes amenazantes del maltratador, videollamadas en las que exhibía cuchillos mientras le decía "te voy a matar" y le exigía que le cogiera el teléfono, según recoge la Fiscalía Provincial.

Un mes más tarde, pasó del dicho al hecho. Sorprendió a su víctima en un establecimiento público, en el que irrumpió con reproches sobre el hijo de ambos, la agarró por la coleta y la tiró al suelo, donde no dudó en patearla. "A mí me encerrarán, pero te llevo por delante", gritaba durante la agresión. Fue detenido y terminó en prisión preventiva el 27 de junio de 2018. El juez, ante la gravedad de los hechos, dictó una orden de protección contra el maltratador por el delito de amenazas a través de los vídeos que enviaba a la víctima.

En noviembre de ese mismo año, ingresó en la cárcel para cumplir 6 meses de condena por violencia de género, ejercida contra su anterior compañera sentimental, un procedimiento el que no se ofrecieron detalles durante el juicio celebrado este jueves en el Juzgado de Violencia de Género.

En este último caso, del que se declaró culpable al reconocer la agresión y las amenazas, la juez tuvo que aplicarle la atenuante de drogadicción, puesto que actuó bajo la influencia de las drogas cuando propinó la paliza a la denunciante.