El perro, que había matado a 13 ovejas de la cabaña de su hermano días antes, se le fue encima cuando paseaba con él por Fornillos de Fermoselle y la reacción fue instantánea: la mujer le arreó con el palo que llevaba en la cabeza. El resultado fue la muerte del can, de raza capa negra, los utilizados para arrear al ganado, que falleció por rotura del cráneo en los primeros días de abril de 2018 y cuyo fallecimiento le dio pena, según declaró ayer en el Juzgado de lo Penal. La Fiscalía exige para la acusada de un delito de maltrato animal un año de prisión y tres de inhabilitación para desempeñar cualquier profesión con animales.

La imputada, que reside habitualmente en Andalucía, insistió en que profesaba gran cariño al animal y que jamás habría querido hacerle daño, mucho menos matarle de un palazo, declaró celebrado en el juicio, en el que su defensa solicitó la absolución. Los agentes del Seprona que testificaron corroboraron que el perro estaba bien cuidado, que tenía su chip, las vacunas correspondientes y toda la documentación en regla, al igual que el resto de animales de la explotación ganadera. Los agentes no descartaron que el golpe que recibió el perro fuera resultado de "una acto reflejo" al asustarse cuando el perro se le subió encima de forma inesperada.

La denuncia tuvo lugar cuando Defensa Animal Zamora (DAZ) sospechó que el animal había sido sacrificado porque la mujer, al ser preguntada por el animal, manifestó que "pasó a mejor vida". La Guardia Civil abrió diligencias y el Seprona se personó el 7 de abril de 2018 en la explotación ganadera para preguntar por el perro. Así se supo que el can había sido enterrado en un paraje cercano a la instalación familiar, a donde el propietario de la misma condujo a los agentes.

El ganadero fue el encargado de señalar el lugar donde yacía el cadáver y de desenterrar al animal con una pala. El avanzado estado de descomposición del animal impidió realizar la necropsia y aconsejó que se le volviera a sepultar, por el riesgo sanitario que pudiera suponer su traslado a una clínica veterinaria. No obstante, el informe del Seprona recoge que tenía una fractura del cráneo. "Más que lo siento yo, no lo siente nadie", manifestó la acusada, dado el "cariño" que le profesaba.

La defensa de la hermana del pastor insistió en el disgusto de su clienta y su vinculación con el pastor alemán al que llevaba de paseo el día en que tuvo lugar el fatídico incidente, lo que descarta que hubiera ningún ánimo de matar al animal. El propietario del can no pudo comparecer en el juicio, dado el delicado estado de salud en que se encuentra desde hace tiempo.