La excepción a la norma siempre aparece, y en Zamora sucedió en las generales de 1982. En aquellos comicios históricos para el PSOE, con el triunfo aplastante de Felipe González, los socialistas ganaron también en la provincia, pero por un margen muy escaso respecto a Alianza Popular. En el caso del Senado, ese equilibrio se tradujo en un reparto de dos representantes para cada uno. Santos Misol (AP) accedió a la cámara con 44.856 apoyos y dejó fuera al que hubiera sido el tercer senador para la formación de centro-izquierda, Jesús Pedrero, que se quedó el quinto por menos de 300 sufragios.

Este tipo de situaciones solo se dan en casos de empate técnico en el Senado, que sigue respondiendo a la lógica de partido a pesar de las listas abiertas, por lo que todo lo que no sea un 3-1 constituye una anomalía en las diferentes circunscripciones.

De hecho, desde que los partidos ordenan como quieren a sus candidatos, y no se colocan por orden alfabético como antes, lo habitual es que los electores respeten la "lista" trazada por las direcciones y el número uno sea el más votado. En Zamora, esta situación se ha mantenido habitualmente, salvo en alguna excepción como la de la última legislatura, en la que Clara San Damián superó a García Carnero. Un hecho anecdótico, pues los dos entraron en la cámara.